El BM y las vacunas: ¿Control de natalidad o reducción de la población?

Las campañas de vacunación forman parte de la política demográfica de control poblacional, según afirma en una entrevista el ex empleado del Banco Mundial (BM) John F. May. De acuerdo con May, demógrafo ya jubilado que trabajó durante 10 años en el BM, las campañas de vacunación, especialmente las llevadas a cabo en los llamados ‘países de fecundidad alta’, son medios para lograr la reducción de la población en esas naciones.

Los sistemas utilizados para implementar las políticas de población (el conjunto de medidas que buscan producir cambios cuantitativos y cualitativos en los procesos demográficos) son “acciones concretas como las campañas de vacunación para la planificación familiar”, señaló el demógrafo en una entrevista publicada esta semana en el diario francés ‘Sens Public’.

En sus declaraciones, May también aseguró que el BM juega un papel muy importante en la reducción general de la población. Esta no es la primera ocasión en la que un funcionario del BM habla acerca de las estrictas políticas de control de población implementadas por el organismo en el tercer mundo. Ya en 1984, uno de sus informes sobre el desarrollo mundial sugería el uso de camionetas y campos de esterilización para facilitar la aplicación de sus políticas en naciones tercermundistas.

El reporte también amenazaba a aquellas naciones que implementaran con retraso sus políticas poblacionales con tomar “medidas drásticas, menos compatibles con las elecciones individuales y la libertad”. Otros estudio más reciente, elaborado por Neil Z. Miller y Gary S. Goldman, apunta que existe una relación estadística directa entre el número de vacunaciones y las tasas de mortalidad infantil en el mundo desarrollado.

Así, aunque USA administra un elevado número de vacunas, cuenta con la tasa de mortalidad infantil más alta de todos los países desarrollados. Organismos como el BM, la Organización Mundial de la Salud y fundaciones como la de Bill y Melinda Gates invierten millones de dólares en el suministro de vacunas a países subdesarrollados y son defensores de los alimentos genéticamente modificados.

Sin embargo, como apuntaron Miller y Goldman en su informe, “todas las naciones ricas y pobres, desarrolladas y en desarrollo, tienen la obligación de determinar si sus programas de inmunización están alcanzando los objetivos deseados “.

Como siempre que se dan a conocer este tipo de datos, es importante no caer imprudentemente en un análisis parcializado de las cosas, entrando directamente de lleno en uno solo de los costados de la polaridad: o sea, no se trata sólo de o defender la “conspiración” o denunciarla. La situación tiene sus propios matices y no dejarse llevar por interpretaciones tendenciosas a uno u otro costado del camino puede ayudar a comprender y a arrojar un poco de luz al respecto de este tema.

El reporte ha sido reproducido por el sitio de noticias ruso, Russia Today, gran promotor de numerosas teorías conspirativas, como parte de una guerra informativa que libran los países emergentes (sobre todo Rusia y China) con Occidente. Esta guerra, negada tanto por unos como por otros, insiste en arrojar versiones que se contraponen, manteniendo al observador preso de una polaridad que puede ser o no ilusoria, pero que sin dudas divide las aguas y muestra a foristas en Internet combatiendo retoricamente por una misma realidad relatada de maneras opuestas.

A pesar de que la noticia se conoce gracias a una entrevista en un diario francés y ha sido altamente reproducida en la web por sitios rusos y chinos, no es poco cierto que grupos elitistas en el mundo entero aún conservan algunas ideas malthusianas de control de natalidad para regular variables económicas. En este marco, lo que las teorías de la conspiración catalogan como “reducción de la población” puede ser leído en otros ámbitos como “control de la natalidad” en manos de malthusianos.

El malthusianismo es una teoría postulada a finales del siglo XVIII por el economista y demógrafo inglés Robert Malthus en su Ensayo sobre la población mundial, que sostiene principalmente que la población se incrementaba en progresión geométrica, mientras que los alimentos sólo lo hacían en progresión aritmética.

A fin de solventar este desequilibrio, Malthus proponía un estricto control de la natalidad: es decir, controlar el crecimiento de la pirámide poblacional para evitar desbalanceos irreparables. Esto, en realidad, tiene como objetivo preservar el sistema económico imperante y no buscar el beneficio de la humanidad entera, lo que le da argumentos a los teóricos de la conspiración para asegurar que el malthusianismo es una herramienta de control maligno más que una forma de percibir una realidad de manera pragmática.

En vistas de la tremenda explosión demográfica que sufre el planeta hoy en día, una de las fuertes críticas que podría realizarse al malthusianismo es la falta de sinceridad de las elites para tratar de preservar un sistema que cada día se muestra más injusto y en donde una minoría cada vez más pequeña designa el destino de una amplia mayoría, que poca o ninguna injerencia tiene en las grandes decisiones a nivel mundial.

Si bien se ha intentado mantener oculto o “debajo de la línea de radar” la aplicación efectiva de este tipo de políticas malthusianas, argumentando mayormente que las ideas de control de población fueron descartadas, cada tanto se puede leer en los diarios o se pueden encontrar videos en la web con declaraciones de miembros de la elite mundial (Club Bilderberg, Club de Roma, Trilateral Commission, etc) que muestran estas intenciones veladas, como fue el caso de Bill Gates y su cálculo fallido sobre la vacunación mundial.

Y es esta falta de sinceridad la que justifica la idea de “conspiración” de los teóricos: si estas políticas se llevan adelante para preservar un sistema injusto, que sólo busca mantener el poder de las elites en detrimento de la vida de miles de millones de seres humanos, obviamente debe ser ejecutado en relativo secreto para no provocar una rebelión generalizada en todo el mundo.

Así, la propagación de información al respecto de las vacunas, los alimentos transgénicos y la comida chatarra, las guerras prefabricadas, los clapsos económicos programados o los ataques terroristas de falsa bandera, inevitablemente son percibidos como una conspiración de las elites imperantes o, en otras palabras, los países emergentes acusan a los organismos que detentan el poder mundial de querer establecer una dictadura fascista de nivel global.

La pregunta que surge de ver quiénes son los que difunden una y otra información es simple: ¿Los planes de las elites buscan  establecer un Nuevo Orden Mundial (que de nuevo no tendría nada más que el nombre) o simplemente quieren mantener el statu quo controlando que la población, literalmente, no se les salga de madre? En el pivoteo entre estas dos variables se encuentra la respuesta, que carece de elementos mágicos, secretos ocultos y demás versiones surrealistas que mantienen a la población alejada de un análisis más concreto de la situación mundial actual.

Fuente: http://urgente24.com