“Con la ideología de género no se puede discrepar ni se puede decir la verdad porque te acusan de delito de odio”

Los politólogos argentinos Agustín Laje y Nicolás Márquez se dirigieron este miércoles al público que abarrotaba el Club de Prensa Asturiana de La Nueva España desafiando a los radicales que les insultaban en el exterior.

“Con la ideología de género no sólo no se puede discrepar sino que no se puede decir la verdad porque te acusan de delito de odio”. Así de claro habló este jueves en Oviedo el joven politólogo argentino  Agustín Laje denunció este jueves en una sala abarrotada de público en el Club de Prensa Asturiana La Nueva España. En el exterior, un grupo de radicales LGTBI insultaba a los conferenciantes, a HazteOir.org y a los asistentes al acto, e incluso en un momento dado la Policía tuvo que equiparse con material antidisturbios tras el lanzamiento de varias botellas de cristal a las personas que acudían a la conferencia.

Tras la intervención de Laje tomó la palabra el también politólogo argentino Nicolás Márquez para dirigirse a un auditorio entusiasmado. El intelectual pidió un aplauso para los organizadores, ya que desveló que las presiones y amenazas de los extremistas habían hecho con la intención de cancelar el acto. El lugar donde se realizó el acto amaneció el mismo jueves con pintadas.

La asociación HazteOir.org patrocina la gira de ambos conferenciantes durante diez días y en diez ciudades españolas con el propósito de denunciar las #MentirasLGTBI, y las conexiones entre la nueva izquierda y la ideología de género. En la capital asturiana HazteOir.org contó con la colaboración de El Club del Viernes que ayudó en la organización del acto. Este viernes Laje y Márquez estarán en Barcelona.

“Algunos quieren impedir que los ciudadanos piensen”

El portavoz de HazteOir.org, Pablo Santana, y el portavoz de El Club de los Viernes, Ignacio Blanco, presentaron la conferencia ‘Marxismo, feminismo y LGTBI’ en Oviedo y agradecieron a los asistentes su presencia. Santana explicó que “hay radicales LGTBI y feministas y políticos extremistas que quieren impedir que los ciudadanos piensen porque, para algunos, es el Estado, el Gobierno, quien debe hacerlo y no la gente libremente”. “Estamos viviendo una verdadera guerra cultural. Nuestras libertades y derechos están en riesgo por un nuevo totalitarismo que se viste de seda en el siglo XXI”, añadió el portavoz de la asociación del autobús naranja.

Por su parte, un jovencísimo Agustín Laje denunció que “la ideología de género es un conjunto de postulados acientíficos que busca deconstruir la naturaleza y que necesita al Estado para imponerse”. “Hoy tenemos al Estado en nuestras cabezas, en nuestra casa y en nuestras sábanas”, remarcó. “Es una pena que muchos de nosotros para poder hablar tengamos que ir protegidos”, señaló también Laje después de haber tenido que ser escoltados por la Policía desde el hotel hasta el lugar de la conferencia por las amenazas de los radicales.

“En Argentina”, detalló Laje, “financiamos con nuestros impuestos un programa que se llama ‘Todes’. Los políticos son tan listos que nos dicen a los ciudadanos cómo debemos hablar. No se puede decir ‘todos’ y ‘todas’ porque eso no es inclusivo. Es decir, somos tan tontos que pagamos a nuestros adoctrinadores”.

También insistió en que “al poder lo que le conviene es tener gente idiota. Toda liberación que proponen, si dan la vuelta a la hoja, es una prohibición”. Para Laje, el papel de los medios es el de “maquillar la realidad”, y todo lo que va en contra de la ideología de género se castiga. “Ya está prohibido en Reino Unido que los médicos digan ‘papá’, ‘mamá’, ‘hombre’ y ‘mujer’”, añadió.

Por su parte, Nicolás Márquez incidió en la conexión entre el comunismo y la ideología de género y enumeró datos históricos para desmontar sus argumentos. “En 1959, después de la Revolución Comunista en Cuba, el Ché Guevara creó el campo de concentración de trabajos forzados para homosexuales, bajo el lema ‘El trabajo os hará hombres’. Para los comunistas, el homosexual no tenía cabida en la Revolución”. “Paradójicamente, ahora el Ché Guevara aparece en las marchas del Orgullo Gay”, añadió.

Además, Márquez explicó que “la ideología de género ataca a la realidad, a la libertad, a la vida de familia y a la cristiandad”. Para el intelectual argentino, “la realidad es que no existe el cambio de sexo y esa ley (la de la ideología de género) está en desacuerdo con la naturaleza”, además “altera la percepción de la realidad porque cambia el lenguaje”. Y sentenció: “En materia de ideología de género es delito decir la verdad”.

Con respecto al matrimonio homosexual aseguró que “no existe porque no hay potencialidad de maternidad” y el término ‘homofobia’ “no existe en el catálogo psiquiátrico pero lo aplican para patologizar a todo aquel que no se somete a la ideología de género”.

La gira ‘Marxismo, feminismo y LGTBI’ incluirá diez conferencias en nueve ciudades españolas, y volverá a Madrid el próximo 17 de noviembre. El recorrido se puede consultar en este enlace. La asistencia a las conferencias es gratuita pero exige inscripción previa. Este viernes Laje y Márquez estarán en Barcelona, el 12 en Palma de Mallorca,  el 13 en Valencia, el 14 en Murcia, el 15 en Sevilla, el 16 en Cádiz y el 17 de nuevo en Madrid.

En el transcurso de las conferencias se pueden adquirir ejemplares del ‘El libro negro de la nueva izquierda. Ideología de género y subversión cultural’, escrito por Laje y Márquez y editado y distribuido por HazteOir. org.

Fuente: https://www.actuall.com/democracia/con-la-ideologia-de-genero-no-se-puede-discrepar-ni-se-puede-decir-la-verdad-porque-te-acusan-de-delito-de-odio/

La macabra relación entre el Marxismo y el Psicoanálisis

Estas ideas son la base principal utilizada por los grupos feministas actuales que afirman que hay «roles socialmente construidos» que perjudican a las mujeres.

AdornoHorkheimerHabermasbyJeremyJShapiro

Para desarrollar la unión entre el psicoanálisis y el marxismo, Horkheimer trajo al instituto nuevos personajes que influirían profundamente en la sociedad de los años sesenta. (JjShapiro / WikiMedia)

El «Instituto de Investigación Social» abrió sus puertas por primera vez en 1924. Esta organización, comúnmente conocida como la Escuela de Frankfurt, era un lugar de encuentro para los marxistas que, en pos de lograr cambios sociales drásticos, revivió la teoría política al moverse desde el campo económico al campo social.

Después de que Max Horkheimer asumió la dirección del instituto en 1930, cambió las investigaciones que hasta entonces se habían concentrado en el análisis socioeconómico de la sociedad burguesa. Este intelectual marxista alemán, siguiendo la línea de Georg Lukács, convirtió la cultura en el foco de estudio, desplazando a la economía como la estructura fundamental del marxismo.

El nuevo líder de la Escuela de Frankfurt fue lo suficientemente inteligente como para entender que la «clase trabajadora» ya no aceptaba las ideas de Marx. Por el momento, los trabajadores comprendieron que lo mejor que podía pasarles era ser contratados por una gran empresa, por lo que no tenía sentido poner sus esperanzas en una revolución que venía de los trabajadores. No tenía sentido tratar de conseguir seguidores utilizando los mismos argumentos cansados, donde el capitalismo era el culpable de la pobreza; nadie lo creía más.

Entonces, el instituto buscó nuevos grupos sociales para reemplazar a la clase trabajadora. Horkheimer era un apasionado del psicoanálisis, y un fiel seguidor del trabajo del neurólogo austriaco Sigmund Freud, nació la clave de la unión macabra que se convertiría en una de las columnas de la nueva izquierda. La escuela de Frankfurt comenzó a reformular el discurso, ahora en el campo cultural, basado en la unión entre el marxismo y el psicoanálisis.

Marx entendió que los antagonismos tenían que crearse para alcanzar su objetivo. Es por eso que afirmó que bajo el capitalismo, la clase trabajadora era oprimida por los dueños de los medios de producción. La escuela de Frankfurt, ahora utilizando el psicoanálisis, creó una nueva confrontación y llegó a sugerir que bajo la cultura occidental, todos los pueblos viven en un estado constante de represión psicológica. Cabe señalar que, en última instancia, lo que están diciendo es que la cultura occidental debe ser derribada primero para luego provocar el cambio económico.

Para desarrollar una unión entre el psicoanálisis y el marxismo, Horkheimer trajo al instituto nuevos pensadores que influirían profundamente en la sociedad de los años sesenta. Theodor Adorno, Erich Fromm y Herbert Marcuse fueron quizás las adquisiciones más importantes que hizo la Escuela de Frankfurt, cada vez más cerca de su nuevo objetivo.

El sexo como una construcción social

Erich Fromm, psicoanalista y psicólogo social, y Herbert Marcuse, el filósofo y sociólogo alemán, fueron pioneros de izquierda. Crearon conflictos útiles en el campo de la sexualidad utilizando el psicoanálisis. Fromm afirmó que la moralidad prevaleciente era represiva y que se necesitaba una mayor libertad para los diferentes comportamientos sexuales. Marcuse en sus escritos requería crear una sociedad basada en la «perversidad polimorfa», que consiste en la capacidad del ser humano de obtener satisfacción sexual fuera de los parámetros sociales.

Ambos aceptan como su lucha principal la idea de que la masculinidad y la feminidad no son un reflejo de las diferencias sexuales, sino una consecuencia de la influencia de factores típicos de la vida cotidiana. Por lo tanto, el sexo es una construcción social.

Estas ideas constituyen la base utilizada por los grupos feministas actuales que afirman que existen «roles socialmente construidos» que perjudican a las mujeres. Para estos grupos, las elecciones que las mujeres hacen a lo largo de sus vidas y las desventajas naturales que pueden tener con los hombres, no tienen nada que ver con su sexo sino con una sociedad patriarcal que los pone en desventaja.

Por lo tanto, la nueva izquierda encontró un nuevo sujeto revolucionario: las mujeres. Para su «liberación» es necesario poner fin a la cultura occidental, argumentaron. Pero, basándose en las mismas ideas, también lograron conquistar los grupos LGTBI +; aquellos jóvenes que se sentían separados y marginados por sus comportamientos sexuales verían en estos marxistas a un grupo que les decía que no eran extraños y que el rechazo que experimentaban podía culparse a la cultura occidental, en cuyo centro está el sistema capitalista.

El sexo es una construcción social y la cultura occidental es lo que te dice cuál debería ser tu género, mujer u hombre, dijeron. Por lo tanto, para aquellos que no se sienten cómodos con el rol «asignado» por la sociedad, la solución es desmantelar y eliminar esos valores conservadores de nuestras vidas, de una vez por todas.

El libro de Marcuse, «Eros and Civilization», se convirtió en la Biblia de los estudiantes en los años 60. En este texto, el autor afirma que la represión es la esencia del capitalismo, lo que obliga a las personas a reprimir sus instintos sexuales, generando en ellos lo que Freud llama «obsesiones». Esta nueva izquierda propone nada menos que la eliminación de cualquier restricción al comportamiento sexual. Va tan lejos como para normalizar el libertinaje y cualquier cosa que pueda catalogarse como aberrante. Ahora deben ser aceptados, argumentan, pero por supuesto, la libertad total no se lograría hasta que se desmantele la cultura occidental.

Lo que Marcuse hizo, y en general lo que logró la escuela de Frankfurt, fue decirle a los jóvenes todo lo que querían escuchar; ‘haz lo que quieras, no hay límites’. Ese libertinaje es bueno, y si se les culpa es culpa de la cultura occidental, del sistema capitalista.

Así es como el marxismo logra entrar, camuflado, en la cultura hippie de la época y luego ser aceptado por los jóvenes de las clases medias y altas. Para millones de nuevos militantes que no tenían que leer los libros de Marx ni discutir sobre economía, la lucha ya no estaba en el campo económico sino en el campo cultural. Lo que tenía que destruirse es la cultura occidental con sus valores conservadores y luego el sistema capitalista caerá.

La izquierda fue reinventada. Entendió que tenía que encontrar nuevos sujetos revolucionarios con la unión entre el psicoanálisis. Esto convirtió al marxismo en un gran éxito que logró atraer a millones de personas, muchas de las cuales aún no se han dado cuenta de que están siendo utilizadas por el marxismo. La mayoría de estos nuevos «militantes» no entienden el papel fundamental del capitalismo en el logro de las libertades individuales que disfrutamos hoy.

Traducido de: https://panampost.com/vanesa-vallejo/2018/04/02/the-macabre-relationship-between-marxism-and-psychoanalysis/?cn-reloaded=1

Sin crucifijos ni pancartas: El “no al aborto” de un marxista agnóstico

Pedro Godoy, agnóstico y director de un centro de ideas ligadas al marxismo, explica que “el progresismo busca simplemente presentar el asesinato de una criatura indefensa como algo moderno”.

Muchas veces se sostiene que aquellos que manifiestan estar a favor de la vida y abiertamente contra el aborto, fundarían su juicio en sus creencias religiosas. Que este debate se trata al final del día de proteger al “estado laico”. Pero ¿es tan así?

Tras el anuncio de la Presidente Michelle Bachelet de avanzar en la despenalización del aborto, conversamos con el Dr. Elard Koch, Director de Investigación del Instituto MELISA y con Pedro Godoy, Sociólogo agnóstico y ex militante socialista, quien se desempeña como director del Centro de Estudios de Chile (CEDECH) quienes están a favor del que está por nacer y en contra del aborto bajo las circunstancias que sean.

“Calificar una postura como clerical o integrista es un enfoque sesgado” 

“El lema ‘en mi cuerpo mando yo y hago lo que quiero’ involucra un individualismo grosero y asesino” | Imagen del programa “En pauta”

“El lema ‘en mi cuerpo mando yo y hago lo que quiero’ involucra un individualismo grosero y asesino” | Imagen del programa “En pauta”

Pedro Godoy manifiesta una postura poco común entre quienes defienden una visión política como la suya. Fue militante socialista y cercano a Hugo Chávez. Se declara agnóstico y actualmente dirige un centro de estudios ligado a ideas del marxismo. Según el académico, “existe una agenda que busca justificar el aborto desde los derechos humanos y presentarlo como una práctica normal y legítima”. El sociólogo afirma que “el progresismo busca simplemente presentar el asesinato de una criatura indefensa como algo moderno”.

Godoy aclara que comparte ciertas premisas del aborto terapéutico, pero es claro en sentenciar que “las cúpulas de los partidos políticos están en la moda de la teoría de género, que ampara el aborto como derecho”. “El lema ‘en mi cuerpo mando yo y hago lo que quiero’ involucra un individualismo grosero y asesino, porque está involucrada otra persona con derecho a nacer”.

Sobre el discurso que busca deslegitimar la postura pro vida por estar supuestamente ligada sólo a la religión, el académico es enfático en decir que “es claro por qué se dispara contra la familia y la Iglesia”, pues en su opinión “se trata de dos muros de contención para esta campaña envuelta en la túnica del ‘respeto a la diversidad’ y de ‘los derechos de las minorías’”.

Finalmente, Godoy aclara que “desde el CEDECH, en ningún aspecto ligado a Fiducia o al Opus Dei,  juzgamos el aborto como una violación a los DD.HH. y como un asesinato silencioso de millones”.

El aborto no tiene nada que ver con algo religioso

Para Koch, “el debate sobre el aborto tiene que ver con reconocer una vida biológica presente desde la fecundación” | International Symposium of Maternal Health

Para Koch, “el debate sobre el aborto tiene que ver con reconocer una vida biológica presente desde la fecundación” | International Symposium of Maternal Health

Por su parte, para Elard Koch “el debate se puede circunscribir en distintas áreas: ética, bioética, religiosa, moral, científica y política”. El académico aclara que “dependiendo del ámbito de discusión, habrá distintos argumentos”. Desde el punto de vista científico, el investigador declara que “la postura sobre el aborto pasa simplemente por el reconocimiento de una vida biológica que comienza con la fecundación y que ningún científico serio puede negar”.  

Koch declara que “la protección de la mujer embarazada, implica dos pacientes, la madre y el ser humano en gestación”. “Esto es ciencia, no tiene nada que ver con algo religioso, sino con resguardar un derecho humano básico”, agregó.

Respecto al aborto terapéutico, el epidemiólogo refuta la tesis que busca establecer que el aborto sería necesario para bajar la mortalidad materna. “De acuerdo a la evidencia científica, la eliminación del aborto terapéutico en Chile no aumentó las tasas de mortalidad materna. Todo lo contrario, estas continuaron disminuyendo”. De acuerdo a las conclusiones de Koch y desde el punto de vista de la salud materna, ”la legislación del aborto es innecesaria”.

Fuente: http://www.chileb.cl/noticias/sin-crucifijos-y-pancartas-el-no-al-aborto-de-un-marxista-agnostico/