Desafíos teológicos del conflicto palestino-israelí

¿Despojado de nombre, de pertenencia, en una tierra que ha crecido con mis propias manos? Job ha llenado hoy el cielo con su grito: ¡no hagáis de mí un ejemplo otra vez! -Mahmoud Darwish, Pasaporte

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La historia trágica de la nación palestina, tras las victorias militares israelíes de 1948 y 1967 y las consiguientes expansiones territoriales del recién creado estado de Israel, efectuadas siempre a costa del desplazamiento de palestinos y la expropiación de sus tierras,1 debe ser tema prioritario para cualquier teología que conciba como su tarea primordial la atención y el cuidado de los dolores y las aspiraciones de pueblos oprimidos y comunidades menospreciadas. Como ha escrito, tras visitar Palestina, la autora afroamericana Alice Walker: “lo que acontezca a una porción de la humanidad, nos compete a todos. No importa cuan oculta sea la crueldad, o cuan lejos sean los gritos de dolor y terror, vivimos en un mundo. Somos un pueblo”.2 La infausta situación del pueblo palestino obliga a ponderar ciertos cruciales e ineludibles asuntos de importancia tanto para la teología como para el conflicto clave del Cercano Oriente.

  1. Las teologías de liberación han enfocado la narración bíblica del éxodo como paradigma emancipador clave.3 Pero, con excesiva frecuencia, descuidan o evaden su dimensión siniestra –la conquista de Canaán, una invasión violenta que conlleva la subyugación o el exterminio de sus habitantes. La hermenéutica teológica palestina posibilita la consideración seria de esta aciaga cara oculta del éxodo, tanto en su contexto narrativo bíblico – las atroces reglas militares que prescriben la servidumbre o la aniquilación de los pueblos que habitan la ruta a la “tierra prometida” (Deuteronomio 20:10-17) – como en las actuales circunstancias históricas en las que el pueblo palestino es seriamente maltratado por el estado de Israel. En el relato bíblico de la invasión y la conquista de Canaán, los pueblos indígenas se consideran fuentes potenciales de contaminación étnica, religiosa y ética y, por consiguiente, los hebreos reclaman derecho divino para desplazarlos, expelerlos o exterminarlos. Actitud discriminatoria similar asoma posteriormente en la reconstrucción de Jerusalén y el templo, lo que resulta en la inmisericorde expulsión de las mujeres extranjeras y sus hijos, según los epílogos de Esdras y Nehemías. Son auténticos textos de terror, en la tristemente oportuna frase de Phyllis Trible.4 Resonancias desafortunadas de esta perspectiva excluyente se pueden identificar en algunos escritos teológicos y jurídicos durante la conquista ibérica de Indoamérica en el siglo dieciséis,5 al igual que en las proclamas de innumerables sionistas israelíes quienes invocan esos mismos textos bíblicos para intentar legitimar sus aspiraciones de un Gran Israel (Eretz Yisrael), libre de toda posible “contaminación” palestina.
  2. La memoria adolorida de al-nakba (la “gran catástrofe” de 1948), permite a la hermenéutica palestina acentuar los temas bíblicos significativos de devastación, desplazamiento, dispersión y cautividad, que son, al fin y al cabo, las matrices históricas cruciales de las escrituras sagradas judeocristianas, como ejes centrales de enunciación y reflexión teológicas. Es la experiencia trágica de la derrota nacional, la destrucción de la patria y sus lugares sagrados y el desplazamiento forzado, de donde emerge con vigor irresistible la necesidad imperiosa de recordar, de preservar la memoria de Dios como fundamento trascendente de la esperanza de liberación y de la aspiración obstinada del retorno a la tierra perdida.6 Contrario a otras escrituras hieráticas del Oriente próximo, redactadas por escribas cortesanos y caracterizadas por sus laudos a las victorias nacionales, la Biblia se forja en el dolor intenso de la experiencia trágica de la devastación y el exilio. Son escrituras sagradas justamente porque surgen del dolor de un pueblo invadido y desplazado que a lo lejos contempla con honda tristeza la demolición de sus viviendas y lugares santos, pero que no ceja en sus anhelos de retorno y restitución. Este es precisamente el lugar de reflexión que asume la nueva generación de teólogos palestinos.
  3. Los teólogos palestinos han podido responder crítica y eficazmente al empleo sionista de la Biblia hebrea para justificar la militarización y expansión territorial del estado de Israel y sus políticas sociales discriminatorias contra árabes y palestinos. Después de todo, es difícil, para cualquier lector atento, evadir o marginar la médula profética de las escrituras sagradas hebreas, con su vínculo indisoluble entre la práctica de la justicia y el conocimiento de Dios (Jeremías 22:16) y su énfasis continuo en la solidaridad y la compasión con los sectores más vulnerables de la sociedad –los pobres, las viudas, los huérfanos, los inmigrantes, las víctimas de la avaricia de los poderosos- como expresión máxima de la obediencia a la voluntad divina.7 ¿Cómo citar la Biblia para justificar el trato cruel y degradante que el actual estado de Israel practica hacia la población palestina, cuando esos mismos textos sagrados enfáticamente reprochan y censuran al Israel bíblico por sus acciones y leyes injustas y opresivas? Tanto los libros históricos como los proféticos, en la Biblia hebrea, proclaman por igual el profundo desagrado divino ante las estructuras endémicas de injusticia social que proliferan en la monarquía israelita.
  4. El tema del “pueblo escogido” por Dios ha sido un dilema teológico clásico. La primera confesión de fe bíblica comienza así: “Un arameo a punto de perecer fue mi padre, el cual descendió a Egipto… Los egipcios nos maltrataron, nos afligieron y nos impusieron una dura servidumbre…” (Deuteronomio 26:5s). ¿Quiénes son los genuinos descendientes de ese arameo errante, supuesto antecesor patriarcal de un “pueblo divinamente escogido”? En Palestina, dos respuestas conflictivas pugnan intensamente. Muchos sionistas alegan que los judíos, cualquiera sea su procedencia o su linaje cultural (sefarditas o asquenazíes, en toda su inmensa diversidad lingüística) constituyen la nación escogida con sus correspondientes derechos divinos a poseer la tierra palestina. Esta es la premisa ideológica de las leyes israelíes de retorno. La citada primera confesión bíblica de fe, sin embargo, no necesariamente recalca la alegada descendencia biológica o étnica. Su énfasis central es la experiencia de esclavitud, subyugación y potencial genocidio que sufre un pueblo al que Dios libera tras prestar atención a sus clamores de angustia y dolor. El riesgoso concepto de “pueblo de Dios”, por consiguiente, nada tiene que ver con una alegada descendencia filogenética, demostrable, en teoría, mediante análisis del ácido desoxirribonucleico (ADN) de enteras colectividades humanas. Refiere, más bien, a la lectura de los tiempos en una hermenéutica profética de emancipación. Pertenece genuinamente al pueblo de Dios toda persona que enmarca su existencia en la búsqueda audaz, teórica y práctica, de la liberación de los oprimidos, excluidos y menospreciados.8 
  5. A través de su extensa historia, Jerusalén ha sido simultáneamente bendecida y maldecida por el reclamo que las tres grandes religiones semitas monoteístas hacen de ella como ciudad sagrada. Durante siglos e incluso milenios, judíos, cristianos e islamitas la han considerado “ciudad santa”, santificada por la presencia divina. Los intensos sentimientos religiosos evocados por Jerusalén, ubicada en los mapas medievales en el centro del orbe creado, donde conviven tensa y conflictivamente la Iglesia del Santo Sepulcro, el Muro de las Lamentaciones, la Mezquita De Al-Aqsa y la Cúpula de la Roca, la han transfigurado, en la imaginación activa de innumerables creyentes, peregrinos y cruzados, en una urbe a la vez santa y peligrosa, sagrada y sanguinaria, como ninguna otra ciudad en la historia humana.9 Incontables judíos, cristianos e islamitas han invocado con profunda devoción el nostálgico cántico a la ciudad perdida y añorada: “¿Cómo cantaremos un cántico a Dios en tierra de extraños? Si me olvido de ti, Jerusalén, pierda mi diestra su destreza. Mi lengua se pegue a mi paladar, si de ti no me acuerdo; 
si no enaltezco a Jerusalén como preferente asunto de mi alegría” (Salmo 137:4-6). ¡Un himno espléndido, ciertamente! Pero con frecuencia se olvidan sus rencorosos versos postreros, en los que el lamento se transforma en anhelo de cruel venganza: “Hija de Babilonia… bienaventurado el que te dé el pago 
de lo que tú nos hiciste. ¡Dichoso el que tome tus niños y los estrelle contra la peña!” (Salmo 137:8-9). La sacralidad atribuida a varios lugares en Palestina, Jerusalén en primer rango, ha sido causa funesta de interminables conflictos violentos y sangrientos. ¿Tenemos acaso, ese es el reto que agudamente plantea la teología palestina, los recursos intelectuales y espirituales para reconfigurar este debate de manera que el concepto de “tierra santa” sea punto de partida, no para la “guerra santa”, sino para el diálogo, el entendimiento y la solidaridad entre las tres grandes religiones monoteístas que comparten memorias y escrituras sagradas? De la respuesta a esa pregunta crucial depende en buena medida el destino feliz o infortunado de los diversos pueblos que habitan los valles y colinas de Palestina y quizá incluso la paz mundial.
  6. La teología palestina, quizá más enfáticamente que otras teologías de liberación, subraya el arduo pero deseable y necesario vínculo entre justicia y reconciliación, denuncia profética y esfuerzos pacificadores, recuperación de la historia de agravios y el perdón sanador de esa memoria.10 La meta última de la denuncia profética no puede ser la humillación ni menos aún la destrucción del pueblo adversario, sino el cumplimento histórico de la visión de Isaías de una nueva creación, libre de violencia y devastación bélica, un mundo en el que las comunidades en conflicto, en este caso palestinos e israelíes, “edificarán casas y las habitarán;
 plantarán viñas y comerán de su fruto. No edificarán para que otro habite 
ni plantarán para que otro coma… No trabajarán en vano 
ni darán a luz para maldición…” (Isaías 65:21-23). La reconciliación, en un contexto de paz justa y de restitución de agravios inicuos, es hoy, tras varias devastadoras guerras recientes y la memoria herida de siglos de sanguinarias hostilidades, un sueño compartido por muchos palestinos e israelíes, sean judíos, islamitas, cristianos o no-creyentes. Un sueño de paz y reconciliación. Es la aspiración de dos pueblos con memorias profundamente heridas: la memoria del shoah, el atroz holocausto judío, y la memoria de al-nakba, la trágica catástrofe palestina. Este sueño es tema central de la teología palestina. Lo comparten además teólogos y líderes religiosos judíos que reconocen y respetan la dignidad de la diferencia.11 Es también un anhelo que, desde tierra de gentiles, compartimos muchos y a cuya realización podemos contribuir disipando estereotipos degradantes y forjando redes creadoras de diálogo, comunicación y colaboración.12 

“Señores, señores profetas,
no preguntéis su nombre a los árboles,
no preguntéis por su madre a los valles:
de mi frente se escinde la espada de la luz,
y de mi mano brota el agua del río.
Todos los corazones del hombre… son mi nacionalidad:
¡retiradme el pasaporte!”

-Mahmoud Darwish, Pasaporte

  1. Edward W. Said, The Question of Palestine (London: Routledge, 1980); Ilan Pappe, A History of Modern Palestine: One Land, Two Peoples (Cambridge: Cambridge University Press, 2006).
  2. Alice Walker, “Overcoming Speechlessness,” Tikkun, September/October 2009, 35-36.
  3. Jorge V. Pixley, Éxodo, una lectura evangélica y popular (México, DF: Casa Unida de Publicaciones, 1983); José Severino Croatto, Exodus, a Hermeneutics of Freedom (Maryknoll, NY: Orbis Books, 1981).
  4. Phyllis Trible, Texts of Terror: Literary-Feminist Readings of Biblical Narratives (Philadelphia: Fortress Press, 1984).
  5. Luis N. Rivera Pagán, Evangelización y violencia: la conquista de América (San Juan: Edicio­nes Cemí, 1992).
  6. Daniel L. Smith-Christopher, A Biblical Theology of Exile (Minneapolis: Fortress Press, 2002).
  7. Walter J. Houston, Contending for Justice: Ideologies and Theologies of Social Justice in the Old Testament (London: T & T Clark, 2006).
  8. Aquí es la valiosa la teología judía de la liberación desarrollada por Marc H. Ellis en su libro Toward a Jewish Theology of Liberation (3rd expanded edition) (Waco, TX: Baylor University Press, 2004).
  9. Amos Elon, Jerusalem: Battlegrounds of Memory (New York: Kodansha International, 1995).
  10. Naim Stifan Ateek, Justice and Only Justice: A Palestinian Theology of Liberation (Maryknoll, NY: Orbis Books, 1989), 163-175; Mitri Raheb, I Am a Palestinian Christian (Minneapolis: Fortress Press, 1995), 112-116. Véase, además, Naim Stifan Ateek, A Palestinian Christian Cry for Reconciliation (Maryknoll, NY: Orbis Books, 2008).
  11. Jonathan Sacks, The Dignity of Difference: How to Avoid the Clash of Civilizations (London: Continuum, 2002); Judith Butler, Parting Ways: Jewishness and the Critique of Zionism (New York: Columbia University Press, 2012).
  12. Son muy útiles, desde las tradiciones culturales y religiosas progresistas islámicas, los escritos de Anouar Majid, sobre todo sus libros Unveiling Traditions: Postcolonial Islam in a Polycentric World (Durham, NC: Duke University Press, 2000), Freedom and Orthodoxy: Islam and Difference in the Post-Andalusian Age (Stanford: Stanford University Press, 2004) y A Call for Heresy: Why Dissent Is Vital to Islam and America (Minneapolis, MN: University of Minnesota Press, 2007). Sobre el conflicto Israel/Palestina sigue siendo esclarecedor el texto de Rosemary Radford Ruether y Herman J. Ruether, The Wrath of Jonah: The Crisis of Religious Nationalism in the Israeli-Palestinian Conflict (Minneapolis, MN: Fortress, 2002).

Fuente: http://www.80grados.net/desafios-teologicos-y-hermeneuticos-del-conflicto-palestino-israeli

Organizaciones internacionales en Gaza: “Han muerto más niños que militantes palestinos”

Archivo | Mohammed Abed | AFP

Archivo | Mohammed Abed | AFP

Afana Shuheiber, de 10 años, jugaba en un tejado de la ciudad de Gaza con sus primos cuando un ataque la convirtió en uno de los 73 niños muertos en la ofensiva israelí en la Franja de Gaza.

El creciente número de niños muertos en el último conflicto entre Israel y el grupo palestino Hamas en Gaza ha provocado conmoción en el mundo entero.

No pasa un día ni una noche desde que se lanzó la ofensiva israelí el pasado 8 de Julio sin que se repitan las mismas escenas: cadáveres de niños despedazados trasladados a la morgue de los hospitales y padres -cuando siguen vivos- desesperados.

El sábado, un grupo de organizaciones internacionales y palestinas de derechos humanos y de agencias humanitarias llamaron a un alto el fuego inmediato en Gaza debido al alto número de menores muertos.

“Hasta ahora, han muerto más niños en los ataques israelíes que militantes palestinos”, indicó el comunicado de los grupos, entre los que se encuentra la organización War Child and Defence for Children International (Defensa Internacional de los niños).

El sábado, la agencia de la ONU para la infancia, UNICEF, señaló que los niños sumaban hasta un tercio de las víctimas civiles del conflicto.

“Desde el 8 de Julio hasta el 19 de Julio han muerto al menos 73 niños palestinos como consecuencia de los bombardeos y ataques de las fuerzas aéreas, navales y de tierra israelíes”, dijo Catherine Weibel, de Unicef, a la AFP.

Un total de 53 eran niños y 20 niñas. Más de la mitad eran menores de 12 años.

“Los más pequeños tenían 3 meses”, añadió.

Afnan, a la que sus familiares llamaban Fula, es una de estas víctimas. Murió el jueves por la tarde con sus primos, Jihad y Wisam, en el distrito de Sabra, en la ciudad de Gaza.

Los pequeños habían aprovechado un momento de relativa tregua de la violencia durante la tarde para subirse a jugar al tejado, después de días encerrados en casa, según relataron los vecinos.

En el hospital de Shifa, los primos yacían colocados uno al lado del otro frente a sus familiares, devastados por el dolor.

Los ojos de Wisam, de siete años, seguían abiertos, como mirando a lo lejos.

Aterrorizados de por vida

“Hemos visto demasiadas muertes de civiles, mucho de ellos niños, como los muertos en la playa de Gaza”, lamentó la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, quien pidió una investigación rápida sobre lo ocurrido.

El miércoles por la tarde, cuatro niños, de entre nueve y 11 años y también primos, murieron en un ataque en la playa, a la vista de los periodistas. Al menos cinco niños resultaron también heridos.

Un primer ataque alcanzó una cabaña de pescadores en la línea del puerto de pesca de Gaza y un grupo de niños salió corriendo. Un segundo ataque alcanzó luego al grupo. Los niños aterrorizados, algunos ensangrentados, salieron corriendo para refugiarse en un hotel, a 200 metros de allí.

“Estaban jugando en la playa. Habían ido al puerto para salir del campo (de refugiados) de Chati (más al norte, cerca de la frontera con Israel, NDLR) porque había muchos bombardeos allí”, explicó a la AFP Jamis Bakr, de 47 años, familiar de las víctimas.

El ejército israelí indicó que una investigación preliminar apuntaba a que los niños fueron las “trágicas” víctimas de un ataque dirigido a “los terroristas de Hamas”, el movimiento palestino que controla el enclave.

El sábado un responsable militar indicó que el ejército “lamentaba” la muerte de mujeres y de niños.

“Cuando se lucha, hay errores”, añadió.

Unicef manifestó su “profunda preocupación” por la muerte de niños.

“Los niños deberían ser protegido de la violencia, y no deberían ser víctimas de un conflicto del que no son responsables”, dijo Weibel a la AFP.

La responsable de Unicef señaló también su preocupación por los efectos a largo plazo de la violencia sobre los niños de Gaza, muchos de los cuales viven su tercer guerra en menos de seis años -esta, la de 2012 y la de diciembre 2008-enero 2009-.

“Hay niños aterrorizados de por vida por lo que están viendo”, alertó Weibel.

Antes de la guerra, unos 60.000 niños en Gaza requerían ya algún tipo de ayuda psicológica, y calcula que esta cifra se disparará después del conflicto.

Fuente: http://rbb.cl/a206

ONG denuncia que Israel hará 1.800 viviendas para colonos en Jerusalén Este y Cisjordania

El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, en su visita a Medio Oriente la semana pasada reiteró que la colonización es ilegítima.

Foto: EFE

Foto: EFE

JERUSALEN.- La ONG israelí Paz Ahora señaló que Israel construirá más de 1.800 nuevas viviendas para colonos en Jerusalén Este anexionada y en la Cisjordania ocupada.

El ministerio de Vivienda publicó los planos para la construcción de 1.076 viviendas en Jerusalén Este y de otras 801 en Cisjordania, declaró el portavoz de Paz Ahora Lio Amihai.

«Muchas de estas viviendas serán construidas en las colonias de Efrat y Ariel, en Cisjordania, y en los barrios de Ramat Shlomo, Ramot y Pisgat Zeev, en Jerusalén Este», precisó.

El secretario de Estado estadounidense John Kerry, que se fue esta semana de Medio Oriente sin poner de acuerdo a israelíes y palestinos sobre su plan de paz, expresó en varias ocasiones que Estados Unidos considera que la colonización es «ilegítima».

Alrededor de 350.000 colonos judíos viven en los asentamientos de Cisjordania y otros 200.000 israelíes residen en barrios de colonización en Jerusalén Este ocupada y anexionada.

La comunidad internacional estima que la colonización de los territorios palestinos es ilegal.

Fuente: http://www.emol.com/

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El increíble jardín bélico de una madre palestina

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La pérdida de su hijo es irreparable, pero Subheia, una mujer palestina de Ramallah intenta mitigar su dolor convirtiendo en un jardín memorial las latas de las bombas lacrimógenas que recoge de los enfrentamientos entre israelís y palestinos.

Fuente y Videohttp://www.lanacion.cl/el-increible-jardin-belico-de-una-madre-palestina/noticias/2013-10-09/133216.html

Unión Europea y su relación política con Medio Oriente

Farid Kahhat

Peruano, doctor en Relaciones Internacionales, Teoría Política y Política Comparada en la Universidad de Texas, Austin. Fue comentarista en temas internacionales de CNN en español, y actualmente es profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP (Perú) y analista internacional.

En días pasados la Unión Europea (UE), adoptó dos decisiones significativas respecto al Medio Oriente. La primera es la directriz de la Comisión Europea que excluye de cualquier subvención, beca o ayuda financiera provenientes del presupuesto de la UE a instituciones israelíes que operan en los territorios palestinos ocupados. Para tener una idea de los montos involucrados, en el programa plurianual 2007-2013 Israel obtuvo unos 750 millones de Euros. La decisión no afecta los acuerdos comerciales entre la UE e Israel, ni impide a los Estados que la conforman (ni a las empresas afincadas en ellos), mantener con Israel el tipo de relaciones que juzguen convenientes.

La directriz deja pues intactas la abrumadora mayoría de las relaciones económicas entre la UE e Israel. Pero no es en la magnitud del efecto en donde radica la novedad. El punto es que, bajo el derecho internacional, los hechos fundamentales del conflicto entre israelíes y palestinos nunca fueron objeto de controversia. Por ejemplo, tanto las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU (en donde cuentan con poder de veto aliados de Israel tales como Estados Unidos y Gran Bretaña), como una opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia, denominan a Israel “Potencia Ocupante” y a Cisjordania, Gaza y Jerusalén Oriental, “territorios ocupados”. Y la resolución 446 del Consejo de Seguridad “Declara que la política y las prácticas de Israel de crear asentamientos en los territorios palestinos y otros territorios árabes ocupados desde 1967 no tiene validez legal y constituyen un serio obstáculo para el logro de una paz completa, justa y duradera en el Medio Oriente”. Esa es por lo demás la posición oficial tanto de los Estados Unidos como de la Unión Europea, pero hasta ahora no habían hecho nada al respecto: la novedad radica en que por primera vez desde la adopción de esa resolución en 1979, la Unión Europea impone a Israel un costo por infringir normas de derecho internacional.

El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, respondió a la directriz diciendo que “es Israel y no la comunidad internacional quien determina sus fronteras”. Como si todos los Estados tuvieran la obligación de reconocer las fronteras que uno de ellos traza unilateralmente, sin mediar tratados de límites con sus vecinos, o un fallo de la Corte Internacional de Justicia en caso de controversia. De cualquier modo, lo dicho por Netanyahu es irrelevante dado que, salvo en los casos de Egipto y Jordania (con los cuales estableció límites a través de tratados bilaterales, y no de manera unilateral), el Estado de Israel jamás ha declarado formalmente cuales son las fronteras que reivindica. Más aún, cuando Israel cuestiona la denominación de “Territorios Ocupados”, el término que ofrece a cambio es el de “Territorios en Disputa”: si según el propio Estado israelí están en disputa, luego entonces no le pertenecen inequívocamente (como demuestra el que no hayan sido anexados formalmente, ni se aplique en ellos la legislación israelí).

Se espera que Estados como Gran Bretaña comiencen a proveer de armas a la insurgencia siria, la cual enfrenta ya en combate a Hezbolá. La paradoja es que, de ese modo, esos Estados formaran parte del mismo bando que el Frente Al Nusra, organización afiliada a Al Qaeda…

La segunda decisión reciente de la UE respecto al Medio Oriente es la inclusión del ala militar de Hezbolá a su lista oficial de organizaciones terroristas. Que diversas acciones de Hezbolá (como el bombardeo de Haifa en 2006), califican como crímenes de guerra es algo sobre lo que no cabe la menor duda: investigaciones independientes realizadas tanto por organizaciones intergubernamentales (como Naciones Unidas), como por organizaciones no gubernamentales (como Human Rights Watch o Amnistía Internacional), han documentado la comisión de ese tipo de crímenes (cosa de la que también acusan a Israel). Y aunque bajo el derecho internacional no existe una definición consensuada de terrorismo, esas acciones califican como terroristas bajo cualquier definición convencional del término.

Las preguntas serían por ende por qué esa decisión se adopta recién ahora, y por qué comprende sólo la rama militar de Hezbolá. La respuesta tiene varias partes. Además de una milicia más poderosa que el propio ejército libanés, Hezbolá es un partido político que administra organizaciones de beneficencia y forma parte de la coalición de gobierno: no hay modo de relacionarse con el gobierno internacionalmente reconocido del Líbano, sin hacerlo también con Hezbolá. Además diversos Estados de la UE son parte de la fuerza de interposición internacional que opera en el sur del Líbano, y temían la posibilidad de que, en caso de sancionar a la organización en su conjunto, Hezbolá tomase represalias en contra de sus soldados. A lo cual podría añadirse el que hasta hace poco se presumía que Hezbolá limitaba el uso de la fuerza al conflicto territorialmente acotado que mantiene con Israel. Esto último ha dejado de ser cierto. Hace un año se produjo en Bulgaria un atentado que provocó la muerte de seis personas. Las autoridades búlgaras culpan a Hezbolá de estar involucrada en ese atentado. Pero cuesta creer que esa haya sido una motivación crucial para explicar la decisión de la UE, dado el tiempo transcurrido y el carácter circunstancial de la evidencia.

La razón fundamental para la decisión adoptada por la UE sería más bien la participación activa de Hezbolá en la guerra civil en Siria, hecho que ocurre en vísperas de que expire este primero de Agosto el embargo de armas que la UE aprobó para ese país. Se espera que entonces Estados como Gran Bretaña comiencen a proveer de armas a la insurgencia siria, la cual enfrenta ya en combate a Hezbolá. La paradoja es que, de ese modo, esos Estados  formaran parte del mismo bando que el Frente Al Nusra, organización afiliada a Al Qaeda que, a diferencia de los Estados Unidos, la Unión Europea no ha incluido en su lista de organizaciones terroristas.

Farid Kahhat

http://www.americaeconomia.com

Hallazgo arqueológico de los reyes de Israel desata polémica

El arqueólogo encargado de la excavación denuncia trabas del Gobierno para sacarlo a la luz al estar situado en un territorio que reclama la Autoridad Palestina.

Una columna con símbolos de la realeza judía hallado en un emplazamiento desconocido. / Makor Rishon

Una columna con símbolos de la realeza judía hallado en un emplazamiento desconocido. / Makor Rishon

El diario israelí en lengua hebrea Makor Rishon informó el fin de semana que un importante hallazgo arqueológico, relacionado con la época de los reyes de Israel y Judá, podría estar siendo encubierto por el Gobierno.

La razón principal de este encubrimiento está en que el hallazgo se encuentra en un territorio en disputa y por lo tanto las razones territoriales y políticas aconsejarían no hacerlo público.

Según informa el diario, la semana pasada un miembro de la Escuela de Campo Kfar Etzion se tropezó con un antiguo pilar adornado, al descender a una cueva en las colinas de Judea.

La estructura y decoración del pilar eran reconociblemente una estructura real, y los arqueólogos locales dijeron que sin duda se remontaría a los tiempos de los reyes de Judea, si no al propio David.

La naturaleza virgen del hallazgo sugiere que una gran parte del antiguo palacio fue enterrado y probablemente por ello se encuentra intacto donde se encontró el pilar.

En el blog de expertos en arqueología bíblica Bibleplaces se analiza la foto, concluyendo que “muestra un capital proto-eólico. Más de tres docenas de estos capitales reales se han encontrado en todo Israel, incluyendo uno en la ciudad de David, y diez en Ramat Rahel. Datan claramente a la época de los reyes de Israel y de Judá y la calidad de la construcción indica que estos capitales son parte de la arquitectura real”.

UN EMPLAZAMIENTO “SIN PRECEDENTES”
“Parece que tenemos un castillo completo aquí”, dijo Yaron Rosental, director de la Escuela de Campo Kfar Etzion dijo al periódico. “Parece que los posteriores habitantes de la zona no sabían de su existencia y, por tanto, en lugar de utilizar sus piedras para construir nuevos edificios, lo que era la práctica habitual, dejaron la estructura intacta”.

Cuando Rosental contactó con la Autoridad de Antigüedades de Israel fue duramente rechazado y le dijeron que “mantuviera la boca cerrada” sobre el hallazgo, denuncia Rosental.

Por su parte la Autoridad de Antigüedades confirmó más tarde a Makor Rishon que el hallazgo existe, y de hecho había sido descubierto por primera vez el año pasado, pero que las actuales sensibilidades políticas previnieron al arqueólogo de explorar el sitio en este momento.

El hallazgo se encuentra en el territorio reclamado por la Autoridad Palestina. El descubrimiento de un sitio arqueológico importante – e incluso sin precedentes – que solidificaría la presencia judía en la zona podría alterar el proceso de paz.

Fuentehttp://www.protestantedigital.com/ES/Sociedad/articulo/16451/Hallazgo-arueologico-de-los-reyes-de-israel

¿Qué hay detrás del conflicto entre Estados Unidos y Corea del Norte?

koreamap1¿Qué está ocurriendo entre Estados Unidos y Corea del Norte que esta semana ha generado titulares como “Aumenta las tensiones de corea” y “Corea del Norte amenaza a Estados Unidos”?

The New York Times informaba el 30 de marzo:

“Esta semana el joven dirigente de Corea del Norte, Kim Jung-un, ordenó a sus subordinados prepararse para un ataque con misiles a Estados Unidos. Se mostró en un centro de mando frente a un mapa colgado en la pared con el atrevido e improbable titulo de “Planes para atacar el territorio de Estados Unidos”. Unos días antes sus generales se jactaron de haber desarrollado una ojiva nuclear “estilo coreano” que podía encajar en un misil de largo alcance”.

Estados Unidos sabe bien que las declaraciones de Corea del Norte no están respaldadas por un poder militar suficiente para implementar sus amenazas retóricas, pero la tensión parece estar aumentando de todos modo. ¿Qué está ocurriendo? Tengo que retroceder un poco en el tiempo para explicar la situación.

Desde el final de la Guerra de Corea hace 60 años el gobierno de la República Popular Democrática de Corea del Norte (RPDCN o Corea del Norte) ha hecho repetidas veces prácticamente las mismas cuatro propuestas a Estados Unidos. Estas son:

1. Un tratado de paz para poner fin a la Guerra de Corea.

2. La reunificación de Corea, “temporalmente” dividida en Norte y Sur desde 1945.

3. El final de la ocupación estadounidense de Corea del Sur y la suspensión de los simulacros de combate anuales de un mes de duración entre Estados Unidos y Corea del Norte.

4. Negociaciones bilaterales entre Washington y Pyongyang para acabar con las tensiones en la Península de Corea.

A lo largo de los años Estados Unidos y su protectorado surcoreano han rechazado cada una de las propuestas. A consecuencia de ello la península ha sido extremadamente inestable desde la década de 1950. Ahora se ha llegado al punto en que Washington ha utilizado sus simulacros de guerra anuales, que empezaron a principios de marzo, para organizar un simulacro de ataque nuclear a Corea del Norte haciendo volar dos bombarderos B-2 Stealth con capacidad nuclear sobre la región el día 28 de marzo. Tres días después la Casa Blanca envió a Corea del Sur aviones de combate no detectables F-22 Raptor, con lo que la tensión aumentó aún más.

Veamos qué hay detrás de estas cuatro propuestas:

1. Estados Unidos se niega a firmar un tratado de paz para poner fin a la Guerra de Corea. Solo ha accedido a un armisticio, que es un cese temporal del combate por consentimiento mutuo. Se suponía que el armisticio firmado el 27 de julio de 1953 se iba a transformar en un tratado de paz cuando “se lograra un acuerdo pacífico final”. La falta de un tratado significa que la guerra puede volver a empezar en cualquier momento. Corea del Norte no quiere una guerra con Estados Unidos, el Estado con más poder militar de la historia. Quiere un tratado de paz.

2. Las dos Coreas existen a consecuencia de un acuerdo entre la Unión Soviética (que hace frontera con Corea y durante la Segunda Guerra Mundial ayudó a liberar de Japón a la parte norte del país) y Estados Unidos, que ocupó la mitad sur. Aunque el socialismo prevalecía en el norte y el capitalismo en el sur, la división no iba a ser permanente. Las dos grandes potencias se iban a retirar al cabo de un par de años y permitir que el país se reunificara. Rusia lo hizo; Estados Unidos, no. Llegó entonces la devastadora guerra de tres años en 1950. Desde esa fecha Corea del Norte ha hecho varias propuestas diferentes para acabar con la separación que dura desde 1945. Creo que la más reciente es “un país, dos sistemas”. Eso significa que aunque se unan ambas partes, el sur sigue siendo capitalista y el norte socialista. Será difícil, pero no imposible. Washington no lo quiere. Trata de conseguir toda la península para llevar su paraguas militar directamente a la frontera con China y también con Rusia.

3. Desde el final de la guerra Washington ha mantenido entre 25.000 y más de 40.000 soldados en Corea del Sur. Junto con las flotas, bases de bombarderos nucleares e instalaciones de tropas estadounidenses muy cerca de la península, estos soldados siguen siendo un recordatorio de dos cosas. Una es que “podemos aplastar al norte” y la otra es “Corea del Sur nos pertenece”. Pyongyang lo ve de esta manera (y mucho más desde que el presidente Obama decidió “pivotar” hacia Asia). Aunque este giro contienen aspectos económicos y comerciales, su principal propósito es aumentar el ya considerable poder militar en la región para intensificar su amenaza a China y a Corea del Norte.

4. La Guerra de Corea fue básicamente un conflicto entre la República Popular Democrática de Corea del Norte y Estados Unidos. Es decir, aunque varios países de las Naciones Unidas lucharon en la guerra, Estados Unidos se hizo cargo de la guerra, dominó la lucha contra Corea del Norte y fue responsable de la muerte de millones de coreanos al norte de la línea divisoria del paralelo 38. Es completamente lógico que Pyongyang trate de negociar directamente con Washington para resolver las diferencias y lograr un acuerdo pacífico que lleve a un tratado. Estados Unidos se ha negado sistemáticamente a ello.

Estos cuatro puntos no son nuevos. Se plantearon en la década de 1950. En la década de 1970 visité en tres ocasiones la República Popular Democrática de Corea del Norte, un total de ocho semanas, como periodista del periódico estadounidense The Guardian. Una y otra vez en las discusiones con los altos cargos se me preguntaba por un tratado de paz, la retirada de las tropas estadounidenses del Sur y negociaciones directas. Hoy la situación es la misma. Estados Unidos no va a ceder un ápice.

¿Por qué no? Washington quiere librarse del régimen comunista antes de permitir que la paz prevalezca en la península. ¡Nada de “un Estado dos sistemas”, pardiez! Quiere un Estado que prometa lealtad, ¿adivinan a quién?

Mientras tanto, la existencia de una “belicosa” Corea del Norte justifica que Washington rodee al norte con un auténtico anillo de potencia de fuego en el noroeste del Pacífico lo suficientemente cerca para casi quemar China aunque no del todo. Una “peligrosa” República Popular Democrática de Corea del Norte también es útil para mantener a Japón dentro de la órbita estadounidense y también es otra excusa para que el antes pacífico Japón se jacte de su ya formidable arsenal.

En relación a esto voy a citar un artículo de Christine Hong y Hyun Le publicado el 15 de febrero en Foreign Policy in Focus:

“Calificar a Corea del Norte como la principal amenaza para la seguridad de la región oculta la naturaleza falsa de la política del presidente estadounidense Barack Obama en la región, en concreto la identidad entre lo que sus asesores denominan “paciencia estratégica” por una parte y por otra, la postura militar y la alianza con los halcones regionales que ha desplegado. Examinar la agresiva política de Obama respecto a Corea del Norte y sus consecuencias es fundamental para entender por qué las demostraciones de poderío militar (de la política por otros medios, en palabras de Carl von Clausewitz) son las únicas vías de comunicación con Estados Unidos que parece tener Corea del Norte en esta coyuntura”.

He aquí otra cita de Brian Becker, dirigente de la coalición ANSWER:

“El Pentágono y el ejército de Corea del Sur hoy (y a lo largo del año pasado) han estado organizando masivos simulacros de guerra que simulan la invasión y bombardeo de Corea del Norte. Pocas personas en Estados Unidos conoce cuál es la verdadera situación. El trabajo de la maquinaria de propaganda de guerra está diseñado para asegurarse de que el pueblo estadounidense no se une para exigir que acaben las peligrosas y amenazantes acciones del Pentágono en la Península de Corea.

La campaña de propaganda está en pleno desarrollo ahora mientras el Pentágono asciende por la escalera de la intensificación en la parte más militarizadas del planeta. Corea del Norte es considerado el provocador y el agresor cada vez que afirma que tiene derecho a defender su país y capacidad para hacerlo. Incluso cuando el Pentágono simula la destrucción nuclear de un país al que ya trató de bombardear hasta reducirlo a la Edad de Piedra, los medios de comunicación propiedad de las corporaciones caracterizan este acto extremadamente provocativo como un signo de determinación y una medida de defensa propia”.

Y otra cita de Stratfor, el servicio de inteligencia privado que suele estar enterado:

“Gran parte del comportamiento de Corea de Norte se puede considerar retórico aunque, sin embargo, no está claro hasta dónde quiere llegar Pyongyang si continúa sin poder forzar las negociaciones por medio de la beligerancia ”.

Aquí se da por sentado el objetivo de iniciar las negociaciones.

La “belicosidad” de Pyongyang es casi completamente verbal (quizá varios decibelios demasiado alta para nuestros oídos), pero Corea del Norte es un país pequeño en unas difíciles circunstancias que bien recuerdan la extraordinaria brutalidad que Washington infligió al territorio en la década de 1950. Murieron millones de coreanos. Los bombardeos de saturación estadounidense fueron criminales. Corea del Norte estó decidido a morir luchando si vuelve a ocurrir, pero espera que su preparación [militar] impida la guerra y lleve a negociaciones y a un tratado.

Su gran y bien adiestrado ejército es defensivo. El propósito de los cohetes que está construyendo y de hablar de armas nucleares es fundamentalmente asustar al lobo que tiene a la puerta de casa.

A corto plazo, la reciente retórica encendida de Kim Jong-un es la respuesta directa al simulacro de guerra de un mes de duración de este año de Estados Unidos y Corea del Sur, que interpreta como un posible preludio de otra guerra. El propósito de Kim a largo plazo es crear una crisis lo suficientemente inquietante como para que Estados Unidos acceda finalmente a unas negociaciones bilaterales, y posiblemente a un tratado de paz y a la salida de las tropas extranjeras. Más adelante podría llegar alguna forma de reunificación en negociaciones entre el norte y el sur.

Sospecho que la actual confrontación se calmará una vez que terminen los simulacros de guerra. El gobierno Obama no tienen intención de crear las condiciones que lleven a un tratado de paz, especialmente ahora que la atención de la Casa Blanca parece absorta en el Este de Asia donde percibe un posible peligro para su supremacía geopolítica.

Jack A. Smith es director de Activist Newsletter.

Fuente: http://www.globalresearch.ca/the-dangers-of-war-what-is-behind-the-us-north-korea-conflict/5329307

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

Se edita en castellano el libro de Ben White «Apartheid Israelí»

Esta obra analiza los mecanismos que Israel ha ido creando a lo largo de los años para hacerse con los territorios palestinos.

Se publica en castellano el libro de Ben White «Apartheid Israelí». Los encargados son Bósforo Libros, editorial que tiene como premisa posibilitar la lectura de obras necesarias para un buen conocimiento del llamado ‘conflicto’ palestino-israelí, esto es, de la limpieza étnica de Palestina a manos del sionismo.

Mientras los palestinos que viven entre el Mediterráneo y el Jordán experimentan a diario las políticas segregadoras, liberticidas y etnocráticas del Estado de Israel, una parte significativa de la opinión pública occidental aún considera exagerada la aplicación del término ‘apartheid’ para describir dicha realidad. Aunque las relaciones de Israel con la Sudáfrica blanca fueron en extremo cordiales, fruto de una conciencia compartida de ser baluartes civilizatorios en medio de pueblos salvajes, el delito de ‘apartheid’ trasciende la analogía sudafricana y representa por sí mismo, como bien explica el autor de este libro, una vulneración flagrante del derecho internacional susceptible de ser cometida en cualquier lugar del mundo y en cualquier momento de la historia.

El presente trabajo es una excelente presentación de los mecanismos delictivos puestos en marcha por Israel para apropiarse del territorio y sus recursos a expensas de otro pueblo, todo ello con la complicidad internacional. Asimismo, el autor dedica espacio a reflejar las consecuencias de las dinámicas supremacistas sobre la vida cotidiana de la población autóctona, que en los Territorios Ocupados se ve arrinconada en cantones cada vez más aislados entre sí y sometida a la violencia permanente del ejército, de los colonos y de las regulaciones militares, mientras que en el interior de Israel la nutrida minoría palestina lucha por conseguir igualdad de derechos en un entorno social y legislativo cada vez más hostil y abiertamente racista.

Ben White (Birkenhead, 1983) es un escritor y periodista independiente especializado en el conflicto que azota Palestina/Israel, adonde viaja con asiduidad. Sus artículos han aparecido regularmente en tribunas como The Guardian, Aljazeera, Electronic Intifada, Palestine Chronicle o Middle East International. Su último libro es Palestinians in Israel: Segregation, Discrimination and Democracy (Pluto Press, 2012), un estudio sobre el racismo institucionalizado que sufre la minoría árabe palestina dentro de Israel.

Leer un fragmento AQUÍ

Fuente: http://www.tercerainformacion.es