Vea y convénzase. La ciencia y el sentido común a favor de la vida

óvulo fecundado/ Flickr

óvulo fecundado/ Flickr

Todavía resuenan las palabras directas y contundentes pronunciadas el pasado 16 de julio por el Senador por Oklahoma James Lankford en el Senado de los EEUU, referidas al mercado de restos humanos procedentes de abortos inducidos por la siniestra organización Planned Parenthood: “¿De repente ya es humano?… ¡¡¡Siempre fue un ser humano!!!… Tú no puedes decir primero que eso no es humano y después al minuto venderlo como órganos humanos… No son ratones de laboratorio, son niños”.

Esto ha provocado una tormenta social y política en EE.UU que ha servido para remover algunas conciencias y para aumentar la gran esperanza de que algún día se acabará con la terrible lacra del aborto. La falta de sensibilidad, escrúpulos y humanidad, que ya sabíamos los que venimos denunciándolo desde hace años este tema, puede ayudar a sensibilizar a muchos a favor de la vida.

A mí esta situación me recuerda mucho a la que se derivó de la conversión del Dr. Bernard Nathanson (1926-2011), reconocido médico abortista americano responsable de más de 75.000 abortos, y que tras muchos años de esta práctica cambió radicalmente y se convirtió en el más ferviente defensor de la vida. El factor determinante, además de su evolución hacia el catolicismo y la fuerza de la oración, fue la observación del latido del corazón de un feto en las entrañas de su madre gracias a las imágenes de ecografías y monitores electrónicos, tras la incorporación de las tecnologías del ultrasonido.

Las mentiras del Dr. Nathanson

Tras esta conversión, el Dr. Nathanson confesó las múltiples mentiras que el mismo había alimentado para justificar el aborto: que la causa proaborto favorecía un avanzado liberalismo, que las ideas sobre la dignidad de la vida humana de la Iglesia Católica eran antisociales y retrógradas, que no había evidencia científica de que la vida comienza con la concepción, etc., etc.

A la extrema violencia de acabar con una vida se une la constatación del inmenso negocio que hay detrás

Tras su particular caída del caballo, el Dr. Nathanson pasó a decir que el aborto voluntario es una premeditada destrucción de vidas humanas y un acto de mortífera violencia que, como hoy se desvela con la escandalosa entrevista de la responsable de Planned Parenthood, alimenta una enorme industria que produce unos 500 millones de dólares anuales en los EEUU.

YouTube revela la verdad

Ahora en Youtube se nos revela la verdad de lo que hay detrás del aborto. Conviene que lo vean y juzguen por sí mismos quienes siguen aferrados a los consabidos eslóganes del “derecho al aborto”, “nosotras parimos nosotras decidimos”, “el feto no es un ser humano” o la controvertida idea de que el “aborto es progresista”.

Como muy acertadamente nos recordó D. Miguel Delibes en un magistral artículo de ABC el 20 de diciembre de 2007: “Antaño, el progresismo respondía a un esquema muy simple: apoyar al débil, pacifismo y no violencia”. Ahora, si alguien necesita ver para creer, que vea. A la extrema violencia de acabar con una vida en sus primeras etapas de desarrollo se une la constatación del inmenso negocio que hay detrás del aborto inducido. ¡Eso no se llama progresismo, sino homofobia!

En mi opinión la realidad de las cosas no debería ser creíble solo cuando nos entra por los ojos, aunque esto ayude a abrir la mente, sino cuando se producen avances científicos irrefutables. Ya sé que muchos de quienes están a favor del aborto no quieren saber la verdad o la relegan a intereses espurios. Al fin y al cabo la ideología empieza donde termina el conocimiento. Pero, para quienes desean conocer la verdad, esta es meridiana.

Los datos indican que el principio del ciclo vital del ser humano coincide con la fecundación

Los datos biológicos indican de forma objetiva y sin discusión posible que el principio del ciclo vital del ser humano coincide con la fecundación, por ser cuando se establece la “identidad genética”, que por definición es única y está materializada en el ADN que constituye el genoma de cada individuo. El cigoto es la primera realidad corporal de un nuevo ser humano, porque ya posee la información genética propia y distinta a la de cada parental que además le acompañará de por vida.

En lo biológico, cada individuo, cada uno de nosotros, somos el producto de lo que codifican nuestros genes al combinarse la información genética, los 21.000 genes que aporta cada gameto, paterno y materno en la concepción. En esa célula inicial queda determinado el sexo, los rasgos físicos, las enfermedades hereditarias, etc., todo lo que contribuye a nuestra tipología biológica y que constituye la identidad genética de cada ser humano y que no variará a lo largo de la vida.

En la fecundación nos definimos

La fecundación supone el “big-bang” de la vida. Ningún otro dato biológico de lo que va a suceder a partir de la fecundación tiene el significado y la trascendencia de la fecundación en lo que a un antes y un después de la propia vida se refiere. La anidación al cabo de unos días de la fecundación es un paso necesario para que la vida prosiga, pero la vida ya existía.

La transformación del embrión en un feto, al final de la octava semana, es otro paso importante del ciclo de desarrollo, pero la vida ya existía. Los latidos del corazón, la formación del sistema nervioso, el desarrollo del cerebro, la aparición de los ojos, etc. son todos ellos pasos sucesivos e importantes para la vida en formación, pero la vida ya existía.

El transcurso de las primeras etapas del desarrollo de la vida humana se conoce con toda precisión, sobre todo quince años después de la culminación del Proyecto Genoma Humano y tras las aportaciones de la Genética del Desarrollo, la Biología Celular y la Embriología. Desde la fecundación, todo el proceso de desarrollo embrionario obedece al despliegue de un programa de actividades genéticas cuyas propiedades son “coordinación”, “continuidad” y “gradualidad”. Nada se crea “de novo”, salvo aquella célula inicial y única procedente de la fusión de los gametos, con capacidad autónoma de desarrollo.

Si no entendemos que pasa durante el desarrollo del embrión, veamos el negocio que hay detrás del aborto

Dicho todo lo anterior y con pleno rigor se puede afirmar que cada vida humana es una vida única, que transcurre sin saltos cualitativos desde la fecundación hasta la muerte, por lo que el embrión y el feto, las primeras etapas de la vida, son biológicamente equiparables al recién nacido y al adulto. Se trata del mismo ser, la misma persona, de la que lo único que los diferencia es un factor temporal, que no debe convertirse en determinante para establecer diferentes categorías en un mismo individuo, ni por supuesto diferentes derechos, siendo el básido y primero de todos ellos el derecho a la vida.

Si no somos capaces de entender esto, al menos fijémonos en imágenes como las que hicieron reaccionar al Dr. Nathanson. Si aun así seguimos sin entender que está pasando durante el desarrollo del embrión y el feto, veamos el negocio que hay detrás del aborto y escuchemos palabras tan sensatas y llenas de sentido común como las que pronunció el senador James Lankford en el Senado de los EE.UU. hace apenas unos meses. Un sentido común que echamos en falta en los líderes políticos de los principales partidos que se presentan a las próximas elecciones generales del próximo 20 de diciembre en España.

Nicolás Jouve

Doctor en Biología, Catedrático Emérito de Genética, Presidente de CiViCa, Ciencia, Vida y Cultura. Consultor del Pontificio Consejo de la Familia. Pertenece a diversos comités de Bioética. Autor de varios libros de divulgacón científica y de bioética. Participa en másteres, cursos, conferencias, publicaciones y medios de comunicación.

Fuente: http://www.actuall.com/criterios/vida/vea-y-convenzase-la-ciencia-y-el-sentido-comun-a-favor-de-la-vida/

¿Desde qué momento hay alma en el embrión humano?

Is soul present since conception
in humans?

Sr. Editor: Alma es la sustancia espiritual e inmortal que informa al cuerpo y constituye la esencia del ser humano. El momento en que el alma informa al cuerpo se denomina «animación». El debate filosófico y teológico sobre el momento de la animación ha sido uno de los temas más recurrentes en la historia de la Filosofía y de la Iglesia Católica.

Los filósofos y teólogos consideran que este debate es independiente de los conocimientos científicos de la biología y de la reproducción humana. Desde la antigüedad, en las obras de Hipócrates no se aborda este problema. Por tanto no correspondería a la ciencia o a la medicina dilucidar el instante de la animación.

Un breve recuerdo de la historia antigua nos informa que, de acuerdo con la teoría del preexistencialismo, Platón sostenía que las almas existen antes de ser infundidas en el cuerpo. Siglos más tarde, San Agustín propuso que el alma es engendrada por el padre al mismo tiempo que el cuerpo. La teoría de la animación simultánea con el cuerpo fue propuesta formalmente por San Alberto Magno. Otro siglo pasó antes que Santo Tomás de Aquino concluyera que la animación es sucesiva y tardía a la formación del cuerpo de cada ser humano. Estos conceptos, expuestos en su Summa teologica, predominaron en los siglos posteriores.

Hasta el siglo XX los documentos pontificios consensuaron estas discrepancias estatuyendo que el alma de cada ser humano es creada por Dios e infundida en su cuerpo, ya sea en la misma concepción o en el estado embrionario. Sin embargo, este debate no tenía importancia práctica en la ética de la reproducción humana que condenaba el aborto como un crimen, desde la aparición de los documentos paleocristianos del siglo I, tales como el Didaché y la Carta de Bernabé. En efecto, aun suponiendo que la animación es tardía, ya tiene una vida humana biológicamente constatable que prepara y reclama el alma para completar la naturaleza recibida de sus padres. En el siglo II Tertuliano afirmaba: «Ya es un hombre aquel que está en camino de serlo».

Este debate intelectual y platónico terminó a mediados del siglo XX con la aparición práctica de doctrinas materialistas que violaron todas las normas de protección de la vida humana prenatal.

Fue tarea del Papa Pío XII plantear ante los médicos y los científicos la necesidad de defender los derechos del niño antes de nacer.

En 1949, en el IV Congreso Internacional de Médicos Católicos, en Roma, se abordó a fondo el tema de la animación para aclarar la posición de la filosofía cristiana sobre la defensa de la vida desde el momento de la concepción. A pesar que el debate filosófico no debe basarse en conocimientos científicos, los médicos católicos discutieron los argumentos de los nuevos descubrimientos de la genética ante las alternativas del momento de la animación. Así mismo, se abordó el tema de la reproducción artificial de seres humanos.

Las dudas sobre el momento de la animación se presentan ante la existencia de los gemelos monozigóticos, ante la partenogénesis, ante los abortos espontáneos y sus enfermedades embrionarias, ante la mola hidatiforme, y ante los casos de hemafroditismo. Hay argumentos favorables para una u otra posición de animación simultánea o animación tardía o sucesiva. En este Congreso hubo dudas sobre si la fecundación es el sine qua non de la animación.

Después de la Segunda Guerra Mundial, las organizaciones internacionales comenzaron a tomar acuerdos sobre los derechos del hombre.

En 1948, la Declaración de Ginebra, de las Naciones Unidas sobre la Promesa del Médico, recobró los ideales hipocráticos, y estatuyó que el médico debía velar por el máximo respeto por la vida humana desde el momento de la concepción. Pese a esta Declaración, veinte años después, los países europeos comenzaron a aprobar leyes de despenalización del aborto, para facilitar la introducción de nuevas técnicas para manipular la vida prenatal, violando los códigos clásicos de la ética médica.

La reacción médica a estas leyes del aborto legal fue encabezada por el genetista francés Jerome Lejeune, quien en 1959 había descubierto que la enfermedad de la trisomía 21, el síndrome de Down, se originaba en el momento de la concepción, cuando se redistribuían los cromosomas maternos y paternos para formar un zigoto con un nuevo ser humano, genéticamente independiente de sus progenitores. Este ser ya era un enfermo en el momento de la fecundación. Se demostraba así que la individualidad o enfermedad de un ser humano se originaba en los primeros momentos de su vida. Era un nuevo ser, que desde el momento de ser concebido tenía grabado el mensaje completo de su genoma y la potencialidad individual para desarrollarse por su cuenta y comenzar la maravillosa aventura de su vida humana. Basándose en este descubrimiento, Lejeune impulsó en 1973 la Declaración de los Médicos de Francia contra el aborto legal, que defendía el respeto a la vida humana desde el momento de la concepción.

«En todo momento de su desarrollo el fruto de la concepción es un ser viviente, esencialmente distinto del organismo que lo acoge y lo nutre».

«Desde la fecundación a la senectud, es el mismo ser viviente que se desarrolla, madura y muere. Sus características individuales lo hacen único, por lo tanto, irreemplazable».

Al revisar el problema del momento de la animación, Lejeune demostró que las hipótesis de San Agustín y de Alberto Magno, que el alma se inserta en el nuevo cuerpo viviente en el momento de la concepción tenían una base científica. En efecto, si un embrión está enfermo en el momento de su concepción debe ya tener una alma. Por tanto la animación debe ser instantánea, conjuntamente con la formación del cuerpo.

Estas ideas de Lejeune contra el aborto fueron captadas por el Vaticano en su Declaración de 1974 sobre el aborto provocado. Sin embargo, en esa fecha Roma no se pronunció sobre el momento de la animación y dejó la controversia secular sin respuesta. Aún más, en la Encíclica «Evangelium Vitae» de 25 de marzo de 1995, Juan Pablo II tampoco se pronunció sobre esta controversia. Solamente dos años después de la muerte de Lejeune, acaecida en 1994, el Papa aceptó la idea de la animación instantánea, como un apoyo científico a su lucha contra la generalización del aborto legal en la civilización europea. A pesar que el problema del momento de la animación es un tema de orden filosófico, uno de los argumentos esgrimidos por los teólogos para defender el derecho natural a la vida, está basado en el «dogma» de la teología genética mendeliana que estatuye que todo ser humano estructura su genoma en el período de la fecundación, cuando se unen los núcleos de los progenitores para formar un embrión con un genoma distinto. Como la transmisión genética es semiconservadora, el nuevo ser es único en la historia de esta especie. Es en este momento que nacen los derechos humanos a la vida. De este modo, un dogma científico ha entregado a la teología un argumento básico para introducirlo en el verbo. Se ha logrado así una conjugación vital entre la teología y la ciencia experimental para defender los derechos humanos.

Después de dos mil años de controversias podemos dar respuesta fundada a la pregunta formulada al iniciar esta carta. Sí, el alma se infunde en el cuerpo humano en forma instantánea en la fecundación.

Amén.

Dr. Ricardo Cruz-Coke Madrid, 
Servicio de Genética, Hospital Clínico de la Universidad de Chile.

REFERENCIAS

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2. Cruz-Coke R. Problemas éticos en la transmisión de la vida. Rev Méd Chile 1975; 103: 350-5.        [ Links ]

3. Cruz-Coke R. Fundamentos genéticos del comienzo de la vida humana. Rev Chile Pediat 1980; 51: 121-6.        [ Links ]

4. Cruz-Coke R. Manipulación genética. Rev Católica 1982; 10-4.        [ Links ]

5. Cruz-Coke R. Genética y Teología. El Mercurio A2, 12 de marzo de 1987.        [ Links ]

6. Cruz-Coke R. Lejeune y los ideales de la Medicina. El Mercurio, A2, 3 de septiembre de 1993.        [ Links ]

7. Cruz-Coke R. Obituario: Jerome Lejeune. Rev Méd Chile 1994; 122: 616-8.        [ Links ]

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9. Huber S. Los padres apostólicos. Desclee de Brouwer. Buenos Aires, 1949.        [ Links ]

10. Niedermeyer A. La animación fetal humana. Actas del IV Congreso Internacional de Médicos Católicos. Septiembre 1949. Orizonte Médico. Roma, 1950.        [ Links ]

11. Vidal M. Moral de actitudes. Tomo II. Bioética teológica. Editorial PS, Madrid, 1992.

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Fuente: http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0034-98872002000500016&script=sci_arttext

Alexander Tsiaras: de la concepción al nacimiento

El creador de imágenes Alexander Tsiaras comparte una visualización médica de gran alcance, demostrando el desarrollo humano desde la concepción hasta el nacimiento y más allá (hay algunas imágenes explícitas).

08-01-2014 23-59-36

Video: http://www.ted.com/talks/lang/es/alexander_tsiaras_conception_to_birth_visualized.html

Referencias:

http://www.ted.com/speakers/alexander_tsiaras.html

http://dsc.discovery.com/tv-shows/curiosity/topics/alexander-tsiaras.htm

«Sin el diseño de la divinidad es inconcebible la perfección de los procesos involucrados».  Alexander Tsiaras

«La magia de los mecanismos dentro de cada estructura genética diciendo exactamente dónde cada célula nerviosa debe ir – la complejidad de estos modelos matemáticos está más allá de la comprensión humana.»