¿Cómo legalizar cualquier fenómeno, desde la eutanasia hasta el canibalismo?

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¿Cómo legalizar cualquier fenómeno, desde la eutanasia hasta el canibalismo?, ayer RT traducía al español un sugerente artículo del columnista ruso Evgueni Gorzhaltsán publicado en ADME. Gorzhaltsán aplica la «ventana de Overton» a un caso extremo: el mecanismo de aceptación pública del canibalismo. Pero creo que no es muy complicado sustituir el ejemplo por otros: divorcio, aborto, matrimonio homosexual, pederastia, incesto, eutanasia…

Joseph P. Overton vicepresidente del Centro Mackinac de Política Públicas, postuló que dentro de un área de política pública determinada, por ejemplo, la educación, sólo un pequeño conjunto de políticas, principios o actuaciones, se considera políticamente aceptable. Ese conjunto, «ventana», no se define por lo que prefieren los políticos, sino más bien por lo que creen que pueden apoyar sin poner en riesgo su elección. Esa ventana puede estar más abierta o ser más ancha, según la metáfora que se prefiera, según cambian las ideas de la sociedad que los elige.

Overton adscribe los grados de aceptación de las ideas públicas a estas categorías:

  • Inconcebible o impensable
  • Radical
  • Aceptable
  • Sensato
  • Popular
  • Política

Gorzhaltsán pone el ejemplo radical de cómo convertir en aceptable la idea de legalizar el canibalismo paso a paso, desde la fase en que se considera una acción repugnante e impensable, completamente ajena a la moral pública, hasta convertirse en una realidad aceptada por la conciencia de masas y la ley. Eso no se consigue mediante un lavado de cerebro directo, sino en técnicas más sofisticadas que son efectivas gracias a su aplicación coherente y sistemática sin que la sociedad se dé cuenta del proceso.

Reproduzco el «sugerente camino» al canibalismo legal que propone Gorzhaltsán según las categorías de aceptación de Overton (negritas mías, redacción original).

Primera etapa: de lo impensable a lo radical

Obviamente, actualmente la cuestión de la legalización del canibalismo se encuentra en el nivel más bajo de aceptación en la «ventana de posibilidades» de Overton, ya que la sociedad lo considera como un fenómeno absurdo e impensable, un tabú.

Para cambiar esa percepción, se puede, amparándose en la libertad de expresión, trasladar la cuestión a la esfera científica, pues para los científicos normalmente no hay temas tabú. Por lo tanto, es posible celebrar, por ejemplo, un simposio etnológico sobre rituales exóticos de las tribus de la Polinesia y discutir la historia del tema de estudio y obtener declaraciones autorizadas sobre el canibalismo, garantizando así la transición de la actitud negativa e intransigente de la sociedad a una actitud más positiva.

Simultáneamente, hay que crear algún grupo radical de caníbales, aunque exista solo en Internet, que seguramente será advertido y citado por numerosos medios de comunicación. Como resultado de la primera etapa de Overton, el tabú desaparece y el tema inaceptable empieza a discutirse.

Segunda etapa: de lo radical a lo aceptable

En esta etapa, hay que seguir citando a los científicos, argumentando que uno no puede blindarse a tener conocimientos sobre el canibalismo, ya que si alguna persona se niega a hablar de ello será considerado un hipócrita intolerante.

Al condenar la intolerancia, también es necesario crear un eufemismo para el propio fenómeno para disociar la esencia de la cuestión de su denominación, separar la palabra de su significado. Así, el canibalismo se convierte en ‘antropofagia’, y posteriormente en «antropofilia».

Paralelamente, se puede crear un precedente de referencia, histórico, mitológico, contemporáneo o simplemente inventado, pero lo más importante es que sea legitimado, para que pueda ser utilizado como prueba de que la antropofilia en principio puede ser legalizada.

Tercera etapa: de lo aceptable a lo sensato

Para esa etapa, es importante promover ideas como las siguientes: «el deseo de comer personas está genéticamente justificado», «a veces una persona tiene que recurrir a eso, si se dan circunstancias apremiantes» o «un hombre libre tiene el derecho de decidir qué come».

Los adversarios reales a esos conceptos, es decir, la gente de a pie que no quiere ser indiferente al problema, intencionadamente se convierten para la opinión pública en enemigos radicales cuyo papel es representar la imagen de psicópatas enloquecidos, oponentes agresivos de la antropofilia que llaman a quemar vivos a los caníbales, junto con otros representantes de las minorías.

Expertos y periodistas en esta etapa demuestran que durante la historia de la humanidad siempre hubo ocasiones en que las personas se comían unas a otras, y que eso era normal.

Cuarta etapa: de lo sensato a lo popular

Los medios de comunicación, con la ayuda de personas conocidas y políticos, ya hablan abiertamente de la antropofilia. Este fenómeno empieza a aparecer en películas, letras de canciones populares y videos. En esta etapa, comienza a funcionar también la técnica que supone la promoción de las referencias a los personajes históricos destacados que practicaban la antropofilia.

Para justificar a los partidarios de la legalización del fenómeno se puede recurrir a lahumanización de los criminales mediante la creación de una imagen positiva de ellos diciendo, por ejemplo, que ellos son las víctimas, ya que la vida las obligó a practicar la antropofilia.

Quinta etapa: de lo popular a lo político

Esta categoría supone ya empezar a preparar la legislación para legalizar el fenómeno. Los grupos de presión se consolidan en el poder y publican encuestas que supuestamente confirman un alto porcentaje de partidarios de la legalización del canibalismo en la sociedad. En la conciencia pública se establece un nuevo dogma: «La prohibición de comer personas está prohibida».

Esta es una técnica típica del liberalismo que funciona debido a la tolerancia como pretexto para la proscripción de los tabúes. Durante la última etapa del «movimiento de las ventanas» de Overton de lo popular a lo político, la sociedad ya ha sufrido una ruptura, pues las normas de la existencia humana se han alterado o han sido destruidas con la adopción de las nuevas leyes.

Gorzhaltsán concluye que el concepto de las «ventanas de posibilidades», inicialmente descrito por Overton, puede extrapolarse a cualquier fenómeno y es especialmente fácil de aplicar en una sociedad tolerante en la que la llamada libertad de expresión se ha convertido en la deshumanización y donde ante nuestros ojos se eliminan uno tras otro todos los límites que protegen a la sociedad del abismo de la autodestrucción.

Fuente: http://infocatolica.com/blog/delapsis.php/1404190603-icomo-legalizar-cualquier-fen

Canibalismo podría ser el nuevo efecto de droga sintética extendida en EE.UU.

Eugene y su víctima

WASHINGTON.- La droga «Cloud Nine» y otras sustancias sintéticas conocidas como «sales de baño» pueden provocar una sensación de relajación extrema, ataque de pánico, una apoplejía, o incluso convertir al consumidor en un caníbal de la noche a la mañana.

Según agentes del orden de Miami (sureste de Estados Unidos) esta teoría podría explicar por qué un hombre desnudo se comió hace unas semanas y a plena luz del día los ojos, la nariz, las mejillas y la boca de un indigente.

«Debemos esperar los informes toxicológicos para poder afirmar» esta posibilidad, declaró a la AFP la portavoz de la administración antidrogas estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés), Barbara Carreno.

«Pero ciertamente, se percibe un comportamiento extraño» en la actitud del hombre, identificado como Rudy Eugene. «Estas sustancias químicas son muy peligrosas. Hay gente que las usa y luego dice ’No las voy a probar más. Dan miedo’», agregó Carreno.

«Cloud Nine» es una de las muchas sustancias sintéticas con nombres sugerentes -como «Ivory Wave», «Vanilla Sky» o «White Lightning»- conocidas como «sales de baño», que contienen derivados de un estimulante cerebral.

Prohibida en varios estados del país y en la lista de drogas controladas por la DEA desde octubre de 2011, «Cloud Nine» podía comprarse legalmente en tiendas o gasolineras, además de por la red.

«Se vendía por entre 18 y 40 dólares la unidad», contó TG, una fuente que pidió el anonimato y vendía esta droga en una tienda en Washington. ¿Quién la compraba? «Mendigos, abogados, cualquiera entre 18 y 75» años, añadió. «Esta era la parte extraña. Pensaban que era algo que podía agitar sus mentes sin violar la ley», agregó.

TG afirmó no haber consumido nunca «Cloud Nine» pero, por otros que sí lo hicieron, aseguró que producía «varios efectos, desde la relajación a apoplejías leves».

En un documento, la DEA avisa que esta sustancia puede producir «agitación, insomnio, irritación, mareo, depresión, paranoia, delirios, pensamientos suicidas, apoplejías y ataques de pánico».

Canibalismo, sin embargo, no aparece en la lista de la agencia estadounidense. Pero la policía de Miami sospecha que Eugene, de 31 años, había consumido «sales de baño» antes de comerse la cara de un mendigo casi inconsciente, antes de morir por un disparo de un agente.

En otro incidente, también ocurrido en Miami, un joven de 21 años irrumpió en un restaurante gritando obscenidades e intentó comerse la mano de un policía. Se cree que también estaba bajo los efectos de «Cloud Nine».

«Por favor, tengan cuidado al tratar con la población sin hogar», advirtió a sus agentes el departamento de policía de North Miami Beach. También pidió a los ciudadanos informar inmediatamente si sospechan que alguien puede haber tomado esa droga.

Mark Ryan, director del Centro de Desintoxicación Estatal de Louisiana (sur) y experto en drogas sintéticas, explicó que las «sales de baño» -hechas con productos importados- aparecieron por primera vez en Estados Unidos en 2010, «y en 2011 se propagaron incontroladamente».

«Pasamos de 300 casos diagnosticados en todo Estados Unidos en centros de desintoxicación en 2010, a unos 6.000 en 2011», precisó en una entrevista con la AFP. «Y todos los casos no son declarados a centros de drogodependencia, por lo que esos deben representar tal vez un 25% de los que realmente hay», apuntó.

Ryan recordó casos en los que la sustancia «Cloud Nine» llevó a «gente desnuda a saltar por una ventana y luego escalar mástiles de banderas» o a un suicida que se disparó al día siguiente de intentar degollarse.

Fuente: http://www.emol.com