La Responsabilidad de Proteger. ¿De dónde venimos y hacia dónde vamos?

Sede de la ONU

La ONU lleva dos décadas desarrollando una agenda de paz para dar respuesta a las situaciones de crisis alrededor del mundo, pero no parece estar funcionando como se esperaba. Desde que el ex Secretario General de la ONU, Boutros-Ghali, presentara en 1992 su famoso Programa de Paz1, la decadencia paulatina de este organismo y su choque constante con un legado westfaliano de las Relaciones Internacionales ha limitado mucho sus actuaciones.

Los desastres humanitarios en Somalia (1992), Rwanda (1994), Bosnia (1995) o Kosovo (1999)2 derivados de la incapacidad internacional para intervenir y de los excesos militares de los diversos actores, principalmente de la OTAN, obligaron al entonces Secretario General de la ONU, Kofi Annan, a reflexionar sobre “las perspectivas de la seguridad del ser humano y la intervención en el próximo siglo”, en un discurso pronunciado en septiembre de 1999 durante el 54º período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Ante esta situación, el Gobierno canadiense respondió con la creación de una comisión independiente, la Comisión Internacional sobre Intervención y Soberanía de los Estados (CIISE), cuyo mandato fue lograr una mejor comprensión del problema que suponía conciliar la intervención con fines de protección humana con la soberanía, buscando conseguir un consenso mundial en cuanto a las formas de actuar bajo el paraguas de la ONU, como garante.

En esta comisión, formada por 12 personas de diferentes países3 entre los que se echa de menos a China o a países árabo-musulmanes de Oriente Medio y Latinoamericanos, fue donde nació el principio que hoy se conoce como Responsabilidad de Proteger y que ha generado muchas controversias ya desde su inicio, a pesar de no haber sido invocado hasta la intervención sobre Libia a través de la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas4, queimpuso un espacio de exclusión aérea con la voluntad de frenar los posibles ataques de Gadafi sobre la población de Bengasi.

El documento fraguado por este grupo de personas atiende al criterio de obligatoriedad de los Estados de atender a las necesidades y procurar seguridad a su población de manera que, si no se cumple, la responsabilidad internacional de proteger tenga prioridad sobre el principio de no intervención. Estas acciones se encuadran en tres aspectos claros: prevenir el estallido de las crisis, responder a favor de la protección humana y ayudar a la reconstrucción post conflicto. El órgano competente para la aplicación de estas medidas es el Consejo de Seguridad de la ONU, el cual debe atender a las medidas de prevención siempre como primera opción. Según lo discutido por la comisión, la intervención militar sólo debe producirse como último recurso por una “causa justa, que responda a grandes pérdidas de vidas humanas o a una ‘depuración étnica’ a gran escala, real o previsible”.

Estas ideas pasaron a formar parte de la estructura institucional de la ONU tras la Cumbre Mundial de Nueva York, en 2005, a través de la Resolución 60/1 que aprobaba el Documento Final1 de esa cumbre. Por primera vez, de manera explícita, un organismo internacional reconocía la “Responsabilidad de proteger a las poblaciones del genocidio, los crímenes de guerra, la depuración étnica y los crímenes de lesa humanidad”, en los artículos 138 y 139. Sin embargo, esta inclusión ha sido muy criticada por juristas como Barbara Delcourt2, quien defiende que a nivel profundo la legislación no ha cambiado gran cosa, ya que estos principios se recogen ya en diversos artículos de la Carta de San Francisco.

Después de que en 2006 se aprobara la Resolución 16743, que reafirmaba una vez más las posiciones de la ONU sobre el tema, se han producido diferentes movimientos que ponen en cuestión la capacidad de la ONU para operar de manera independiente y efectiva. En 2008 se firmó un acuerdo de cooperación entre el los Secretarios Generales de la ONU y la OTAN, Ban Ki-Moon y Jaap de Hoop Scheffer, por el cual se reafirmaba la cooperación de ambos organismos e incluso la actuación de la OTAN en operaciones bajo cobertura de la ONU1. Este es uno de los temas más controvertidos, ya que desde entonces la OTAN se está usando como una herramienta para la cual no se concibió: garante de la seguridad mundial con el apoyo de la ONU. Debemos recordar que esta organización está formada sólo por 28 países2 y responde a unos intereses claramente definidos por sus miembros. Lo que está claro es que la OTAN no puede ni debería ocupar el papel de ‘policía mundial’ porque eso supone una grave violación de la Carta de Naciones Unidas.

Esta situación, que viene precedida por actuaciones como la de Afganistán (amparada en el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas que invoca al derecho a la legítima defensa y ante lo que no hubo respuesta por parte de la ONU) y la invasión ilegal de Irak, debilitó aún más la imagen de Naciones Unidas. Además, a estas intervenciones se sumaron otras como la de Rusia en Georgia, apelando de manera unilateral a la Responsabilidad de Proteger a su población. El por aquel entonces presidente de la Asamblea General de la ONU, Miguel d’Escoto Brockmann, decidió convocar un panel de intelectuales que reflexionara sobre el tema de las intervenciones y sobre este principio. Durante el encuentro, que reunió a personalidades como Jean Bricmont y Noam Chomsky3, se concluyó que se ha producido una gran perversión a lo largo de la historia de principios que pueden parecer inherentemente buenos. Como señala Chomsky: “Muchas intervenciones militares se han hecho en virtud del principio de proteger a los pueblos, aunque se hayan caracterizado por su barbarie: la invasión japonesa de Manchuria en 1931, la invasión italiana de Etiopía en 1936 y la ocupación nazi de Checoslovaquia en 1938, entre otras”.

Por otro lado, se identificaron tres posiciones, tal como señala Jean Bricmont4. Tenemos la posición de los Estados Unidos y de la Unión Europea, que son enteramente partidarios de ese concepto de la responsabilidad de proteger, incluso poniendo el énfasis en la intervención militar.

Tenemos la posición del Movimiento de los Países No Alineados y de la mayoría de los Estados del Tercer Mundo, que se dicen favorables pero precisan que todo eso debe hacerse respetando la Carta de la ONU y la soberanía nacional. Y tenemos la posición de otros Estados, como Ecuador, Bolivia, Venezuela y Nicaragua, que son muy críticos en cuanto a esa declaración y se cuestionan el significado de una doctrina que enfatiza esa responsabilidad de proteger pero que deja de lado, por otra parte, otras cuestiones importantes para la protección de los pueblos, como los problemas económicos, por ejemplo.

Independientemente de los posicionamientos, los objetivos del principio tratan de responder a las situaciones de sufrimiento humano, lo cual resulta loable. Sin embargo, nos encontramos una vez más que los procesos de actuación y los intereses en juego determinan las operaciones amparadas en éste. En 2011, la ONU tenía abiertas 16 misiones de Paz1 en países con graves problemas, pero en ninguno se han reforzado los operativos amparándose en la Responsabilidad de Proteger, pese a que la tasa de violación en Congo equivale a 48 violaciones cada día2 o que se estén cometiendo graves atropellos en países como Costa de Marfil, Sáhara Occidental o Sudán. Por otro lado, tampoco parece previsible que se produzcan intervenciones más intensas mientras los abastecimientos de coltán congoleño3, cacao marfileño4, fosfatos saharauis5 o petróleo sudanés6 estén asegurados.

Cuando por primera vez se invocó a la Responsabilidad de Proteger el 17 de marzo para responder a las declaraciones de Gadafi, por fin parecía que podía servir de algo. Pero la perversión de la resolución por parte de la OTAN ha derrumbado el crédito de este tipo de intervenciones. En un contexto de revoluciones árabes con una población que busca liberarse de regímenes corruptos e ineficientes, todos nos preguntamos por qué sí se ha producido una intervención en Libia y no en Yemen, Siria, Bahrein… Los recursos naturales libios y la geoestrategia por el control de Oriente Próximo están teniendo mucho que ver en las posiciones adoptadas por actores como China, Rusia, EE.UU. y la UE dentro del juego político que viene realizándose durante los últimos años. Mientras tanto, think thanks importantes como la International Coalition for the Responsibility to Protect1 o The Global Centre for the Responsibility to Protect’s (GCR2P 2 siguen haciendo presión en Nueva York para que se cumplan los mandatos en torno al tema.


Notas:

  1. Asamblea General del Consejo de Seguridad, Un Programa de Paz, disponible en:http://www.un.org/es/comun/docs/?sy… (consultado el 31/03/2012).
  2. Comisión Internacional sobre Intervención y Soberanía de los Estados, diciembre de 2001, pág. 1. Disponible en: http://www.relacionesinternacionale… (consultado el 31/03/2012).
  3. International Development Research Centre, THE RESPONSIBILITY TO PROTECT. Report of the International Commission on Intervention and State Sovereignty, Canadá. Lista de comisionados disponible en: http://web.idrc.ca/es/ev-9436-201-1… (consultado el 31/03/2012).
  4. El Mundo, Resolución 1973 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, 17 de marzo de 2011, disponible en: http://estaticos.elmundo.es/documen… (consultado el 31/03/2012).
  5. Asamblea General de la ONU, 60/1. Documento Final de la Cumbre Mundial 2005, disponible en: http://unpan1.un.org/intradoc/group… (consultado el 31/03/2012).
  6. Barbara Delcourt, La responsabilité de protéger et l’interdiction du recours à la force: Entre normativité et opportunité, in Actes du Colloque de la société française pour le droit international, (junio de 2007-Paris X Nanterre), París, Pedone, 2008, pp.305-312.
  7. Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, Resolución 1674 del el 28 de abril de 2006, disponible en: http://www.ceipaz.org/images/conten…)_ESP.pdf (consultada el 31/03/2012).
  8. Comité de Surveillance OTAN, Déclaration commune sur la collaboration des Secrétariats des Nations Unies et de l’OTAN, disponible en:http://www.csotan.org/textes/doc.ph… (consultado el 31/03/2012).
  9. Organización del Tratado del Atlántico Norte, Países miembros, disponible en:http://www.nato.int/cps/fr/SID-0731… (consultado el 31/03/2012).
  10. Youtube, The Responsibility to Protect, Noam Chomsky and Friends (en 6 partes), disponible la 1ª en: http://www.youtube.com/watch?v=RS9b… (consultao el 31/03/2012).
  11. Cattori, Silvia (entrevista a Jean Bricmont – 06/11/2012), La «responsabilidad de proteger»: ¿fachada legal para la injerencia?, disponible en: http://www.voltairenet.org/La-respo… (consultado el 31/03/2012).
  12. Escola de Cultura de Pau, Alerta 2011! Informe sobre conflictos, derechos humanos y construcción de paz, Ed. Icaria, Barcelona, pág. 193. Disponible en:http://reliefweb.int/sites/reliefwe… (consultado el 31/03/2012).
  13. Mujeres del Congo (09/06/2011), La tasa de violación en Congo equivale a 48 violaciones cada día, disponible en: http://mujeresdelcongo.blogspot.com… (consultado el 31/03/2012).
  14. R. Lunar Y J. Martínez Frías (26 SEP 2007), “El coltán, un ’mineral’ estratégico”, en El País, disponible en: http://elpais.com/diario/2007/09/26… (consultado el 31/03/2012).
  15. Andrés Pérez (16/04/2011), “El gran negocio del cacao en la guerra civil en Costa de Marfil”, en Público, disponible en: http://www.publico.es/internacional… (consultado el 31/03/2012).
  16. International Coalition for the Responsibility to Protect, disponible en:http://www.responsibilitytoprotect.org/ (consultado el 31/03/2012).
  17. Este organism pertenece al Ralph Bunche Institute for International Studies de Nueva York y en Oriente medio sólo reconoce la crisis siria, ni siquiera la palestina. The Global Centre for the Responsibility to Protect’s, disponible en: http://globalr2p.org/ (consultado el 31/03/2012).

Fuente:  http://www.tercerainformacion.es

1Ts 5:3  Cuando digan: ¡Paz y seguridad!, entonces, como el dolor a la que está de parto, vendrá sobre ellos destrucción repentina, y no escaparán de ningún modo.

Jugando con el hambre: los millonarios negocios con la tierra

Multinacionales, países petroleros y fondos de inversión están comprando millones de hectáreas. El equilibrio natural, el destino de los campesinos y el futuro del planeta están en juego.

Un campesino en Ruanda. África concentra más de 70 por ciento de las compras masivas de tierras.

Hay un producto más atractivo que el oro, más rentable que el petróleo y más codiciado que las acciones de Apple: la tierra. En los últimos diez años en África, América Latina y el Sureste Asiático, 230 millones de hectáreas han sido cedidas, vendidas o alquiladas a estados petroleros, potencias emergentes, conglomerados industriales, fondos de inversión y bancos. Es como si hubieran comprado a Francia, España, Alemania, Reino Unido, Italia, Portugal, Irlanda y Suiza juntos. Una fiebre de miles de millones de dólares que está trastornando el planeta al establecer plantaciones gigantes donde antes solo había sabanas, selvas y pequeñas parcelas. Puede ser la oportunidad para impulsar una verdadera revolución verde pero, a cambio, el mundo está jugando con su equilibrio y su sostenibilidad.

Desde tiempos coloniales, empresas y gobiernos extranjeros se tomaron tierras en todo el mundo. Pero en 2008, cuando se dispararon los precios de los alimentos, se aceleró el frenesí por comprar. Ese año, según la compañía de análisis financiero Bloomberg, el trigo aumentó 130 por ciento; la soya, 87 por ciento; el arroz, 74 por ciento, y el maíz, 31 por ciento. Sorprendidos, países que importan gran parte de su comida, inversionistas y compañías agroindustriales redescubrieron el aforismo del autor estadounidense Mark Twain: «Compren tierra porque ya no la fabrican».

Comenzó entonces la carrera por las hectáreas. Como le dijo a SEMANA Danielle Nierenberg, experta en agricultura sostenible de la ONG Nourishing the Planet: «muchos países ricos se empezaron a preocupar por la manera como iban a alimentar a su población en 10, 20 o 30 años y se pusieron a buscar sitios para cultivar». Así fue como Arabia Saudita, Emiratos Árabes o Qatar, países desérticos que importan 60 por ciento de su comida y que tienen los bolsillos repletos de petrodólares, se volcaron a adquirir suelos fértiles en Etiopía, Kazajistán o Indonesia.

Japón, China y Corea del Sur también compraron compulsivamente. Seúl controla ahora, a través de grandes consorcios como Daewoo o Hyundai, 2.300.000 hectáreas en otros países. Es uno de los terratenientes más grandes del planeta y sus propiedades llegan hasta Brasil, Tanzania, Filipinas o Rusia. China, por su parte, se prepara para enfrentar un reto enorme. Tiene 1.400 millones de bocas para alimentar, el 20 por ciento de la población mundial, pero menos del 10 por ciento de los suelos cultivables del planeta. Con la urbanización y la industrialización, se está consolidando el problema. Por eso en los últimos años Beijing firmó contratos con más de 30 países.

Uno de estos es República Democrática del Congo, el país más grande de África, que lleva décadas atrapado en la llamada guerra mundial de África. En esa nación, empresas chinas consiguieron una concesión para instalar la plantación de palma más grande del mundo, que cubrirá en los próximos años un millón de hectáreas -casi cuatro veces el tamaño de Bogotá-.

Pero no solo los gobiernos invierten. Con los precios del petróleo por las nubes, la demanda por biocombustibles está aumentando a una velocidad vertiginosa, y con ella la presión para sembrar caña de azúcar, palma africana, soya o jatropha, una mata con propiedades similares. Grandes empresas del sector energético, químico o agroindustrial están adquiriendo por doquier. En Argentina, enormes extensiones de soya, destinada a biocombustibles, están devorando la pampa y reemplazando alimentos como el ganado o el trigo.

Pero el suelo ya no es solo para cultivar. También se volvió una forma para ganar mucho dinero. Después de la crisis financiera de 2008, las tierras atrajeron inevitablemente a los mercados financieros, pues es un negocio seguro. Con el auge de los biocombustibles, el calentamiento global, el incremento de la población mundial y el alza de los alimentos, la presión sobre la tierra va a seguir creciendo. Warren Buffett, el multimillonario estadounidense, se gastó 400 millones de dólares en soya y azúcar en Brasil. En Argentina, la familia Benetton posee 900.000 hectáreas en la Patagonia y el gurú de las finanzas George Soros ya tiene un fondo para adquirir tierras en América del Sur.

Como la compra masiva de tierras es aún un fenómeno reciente, sus consecuencias aún son inciertas. Los nuevos terratenientes insisten en que es una oportunidad única para sacar de la miseria a millones de campesinos. Prometen inversiones en educación, salud, carreteras, inyectar tecnologías y mejorar la productividad. Pero, como dijo a SEMANA Carlos Vicente, de la ONG Grain, los riesgos son demasiado grandes: «El acaparamiento de tierras ya está teniendo un tremendo impacto. El desplazamiento de comunidades locales, la destrucción de las economías regionales, la pérdida de la producción de alimentos para el consumo local, la pérdida de la biodiversidad, los impactos de los monocultivos y de los agrotóxicos usados en la producción agroindustrial son efectos que ya son parte de la realidad».

Las dos terceras partes de los nuevos negocios se están firmando en África, en países que muchas veces carecen de instituciones capaces de ejercer un control. Las transacciones son opacas y los derechos del campesino no son precisamente la preocupación principal de los dirigentes. Además, muchos países están dispuestos a todo tipo de sacrificios con tal de atraer las inversiones. Philippe Heilberg, un inversionista estadounidense que tiene cientos de miles de hectáreas en Sudán del Sur, se lo explicó con mucho cinismo a la revista Der Spiegel: «Cuando hay poca comida, el inversionista necesita un estado débil que no lo fuerce a regirse por las reglas». Así es como en Mozambique inversionistas consiguieron contratos de alquiler de 99 años, con exenciones de impuesto sobre 25 años, al irrisorio precio de un dólar por hectárea al año. Cada año solo van a pagar 300.000 dólares, lo que vale una casa en un suburbio de clase media en Houston.

También abundan denuncias de grandes organizaciones humanitarias sobre regiones enteras que son desplazadas. En enero, Human Rights Watch denunció que 70.000 campesinos de Etiopía abandonaron sus pueblos después de que el gobierno vendió sus tierras. Oxfam, por su parte, indicó que en Uganda 20.000 personas salieron de sus parcelas para que ahí se instale una compañía maderera.

Pero tal vez la mayor preocupación es que, aunque parezca contradictorio, la producción masiva estimula el hambre. Nierenberg dijo que «los gobiernos muchas veces venden sin consultar con las comunidades. Los granjeros, ya sin parcela, no pueden alimentar a su familia y se ven obligados a migrar a las ciudades». Además, los alimentos ahora compiten en un mercado global. El pobre de Etiopía tiene que pagar un precio competitivo por el trigo que consume o, de lo contrario, el producto es exportado. Y el modelo agrícola, basado sobre todo en biocombustibles, acaba con los cultivos tradicionales. A mediados del año pasado, miles de personas murieron de hambre en el Cuerno de África. Una crisis que, según un reporte del Banco Mundial, fue provocada por una sequía prolongada, pero también por el auge de biocombustibles que contribuyeron a la inflación de la comida.

Por ahora, activistas y ONG tratan de imponer un código ético mundial, mayores controles y más transparencia en el mercado de tierras. Aunque algunos, como Carlos Vicente, piensen que «buscar un punto medio es como intentar que convivan en una jaula un cordero y un león», el mundo tiene la obligación de resolver pronto cómo va alimentarse, sin correr el riesgo de autodestruirse.

Fuente: http://www.semana.com

1Ti 6:6 Aunque, ¡fuente de gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento!
1Ti 6:7 Porque nada trajimos al mundo y nada podemos sacar,
1Ti 6:8 así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto,
1Ti 6:9 pues los que quieren ser ricos caen en tentación y trampa y en muchas codicias insensatas y dañinas, las cuales hunden a los hombres en destrucción y perdición;
1Ti 6:10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos se descarriaron de la fe, y se traspasaron a sí mismos con muchos dolores.

Nueva amenaza solar: ¿Las tormentas solares podrían empeorar?

Una disminución en la actividad solar durante las próximas décadas puede resultar en el clima espacial agitado con feroces tormentas solares cada vez más frecuentes, según un nuevo estudio presentado en la Reunión Nacional de Astronomía RAS ‘en la Universidad de Manchester esta semana.

El Sol pasa por ciclos – no sólo el familiar ciclo de once años de actividad y de las manchas solares, sino también un gran ciclo que se ve a los ciclos de once años que se hace más intenso, llegando a un ‘gran máximo’, antes de caer de nuevo. Nuestro Sol acaba de pasar a través de uno de estos máximos de cola y ahora comienza su declive. El Estudiante de doctorado Lucas Barnard de la Universidad de Reading ha pedido por lo tanto, lo que esta disminución va a significar para las tormentas solares que tienen el potencial de causar estragos en los sistemas eléctricos en la Tierra y en órbita, mientras que al mismo tiempo, la generación de las hermosas auroras polares.

Un enorme eyección de masa coronal del Sol entra en erupción, lanzando partículas cargadas en el espacio que se aceleran hacia fuera hacia los planetas, incluida la Tierra. Imagen: NASA / SDO.

«La actividad solar es controlada por la evolución de la dínamo solar,» dice Barnard a Astronomía ahora . «En la actualidad no somos capaces de producir un modelo predictivo del dinamo solar y es por esta razón, esperamos que nuestra  experiencia pasada de la actividad solar para producir un pronóstico análogo de la actividad futura.»

Barnard investigó los registros de las 24 grandes ciclos anteriores, pero utilizando el pasado como una plantilla en el futuro está lleno de incertidumbre – ¿cómo sabemos que lo que aparece en nuestros registros es típico, o que el futuro va a seguir las tendencias del pasado? Por lo tanto, Barnard asigna probabilidades a los posibles resultados en los próximos cuarenta años. Él cita una oportunidad de ocho por ciento que la actividad solar se desplomará a niveles por debajo del Sol tranquila del Mínimo de Maunder – el período comprendido entre 1645 y 1715, cuando ni una sola mancha solar fue visto en el disco del Sol, coincidiendo con la «Pequeña Edad de Hielo ‘llamado en Europa, que vio el río Támesis se congelan. Lo más probable, sin embargo, es que la actividad solar se reducirá a la mitad en las próximas cuatro décadas, dice Barnard. Un tanto paradójicamente, sin embargo, una caída del 50 por ciento en la actividad no significa que vamos a tener un tiempo más fácil de la misma en lo que respecta a las poderosas tormentas solares.

Tales tormentas se generan cuando eventos explosivos que llamamos eyecciones de masa coronal (CME) generan ondas de choque que pueden acelerar las partículas en el viento solar a altas energías, a veces con la Tierra en su punto de mira. La magnitud de la actividad en el Sol es obviamente un factor en su fuerza, pero compitiendo contra que es la fuerza del campo magnético interplanetario, llevado lejos del Sol en el viento solar. Un campo magnético más débil, se produce cuando la actividad es menor en el Sol, los resultados en las ondas de choque fuertes que pueden acelerar las partículas de manera más eficiente. Por lo tanto la fuerza de una tormenta solar depende del equilibrio entre los dos y, si la actividad solar se reduce a un cincuenta por ciento de su valor actual, la actividad seguirá siendo lo suficientemente grande como para producir eventos de alta energía, mientras que el campo magnético interplanetario sea lo suficientemente débil para permitir que partículas a ser acelerado. Por lo tanto, esto podría ver la tasa de las tormentas solares muy potentes levantarse de la media actual de cinco a ocho por siglo, creando un peligro mayor para los sistemas electrónicos, naves espaciales y astronautas. En la remota posibilidad de que llegara a sufrir una recurrencia del Mínimo de Maunder, dice Barnard, entonces el número de tormentas solares por siglo se reducirá a un precio tan bajo como dos ya que la actividad solar será demasiado bajo como para instigar a muchos eventos de gran alcance en el primer lugar.

El debilitamiento del campo magnético interplanetario también permitirá que más rayos cósmicos galácticos que vienen de más allá del Sistema Solar para alcanzar la Tierra. Una caída de un cincuenta por ciento de la actividad solar, dice Barnard, permitirá que la tasa de rayos cósmicos que aumente en 1,5 veces, mientras que otro mínimo de Maunder se ve que el aumento de 2,5 veces.  De cualquier manera, no es una buena noticia, y las agencias de la aviación y el espacio ya están planeando extra de protección a las embarcaciones de futuro, con esto en mente. Por desgracia, en caso de otro mínimo de Maunder se producen probablemente no sería suficiente para contrarrestar el calentamiento global en la Tierra provocados por el hombre sobre la base de los niveles atmosféricos de dióxido de carbono y mecanismos de retroalimentación (más información aquí).

Traducido de: http://www.astronomynow.com