Caracas, 04 Abr. AVN.- Angola celebra este miércoles los 10 años de los acuerdos de paz firmados en Lusaka, Zambia, que permitió a este país del sur de África finalizar con la guerra de independencia contra la colonización portuguesa y emprender el camino hacia la transformación estructural del país.
En un acto de Luena, provincia de Moxico, el presidente José Eduardo Dos Santos, resaltó la lucha de los movimientos de liberación que lograron en la nación poner fin al régimen colonial y destacó la figura del líder revolucionario Agostinho Neto (1922-1979).
Mientras Angola avanza en las conquistas sociales y económicas por ser el país africano de mayor crecimiento sostenido, pero aún con carencias y con desocupación que todavía afecta al 30% de la población, en el norte de África varios países viven profundas crisis políticas y sociales.
Mali y Libia son naciones que atraviesan los conflictos internos más profundos, aunque las protestas y represiones todavía se sostienen en Egipto y Túnez
Dos Santos señaló durante la conmemoración la importancia del Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA) y denunció que durante la guerra contra el colonialismo, Portugal bombardeó el país con napalm para contener al movimiento guerrillero y al pueblo que lo apoyaba.
Los acuerdos de paz en Angola fueron el puntapie inicial para llegar a un pacto con el Estado portugués, en 1974, que se vio reflejado con la independencia del país el 11 de noviembre de 1975.
Aunque Portugal se retiró de la nación, Angola tuvo que sufrir las invasiones militares desde Sudáfrica y Zaire, hostilidades que se prolongaron varios años y que el país africano enfrentó exitosamente con la ayuda de Cuba y la entonces Unión Soviética.
Desde el gobierno angoleño y el Buró Político del MPLA hicieron un llamado a la unidad y a profundizar la democracia.
Luego de la guerra contra el colonialismo, Angola logró reorganizar la producción del petróleo estatal, impulsar la construcción de carreteras e implementar diversos planes sociales, pero el conflicto bélico dejó más de cuatro millones de personas desplazadas, miles de muertos y una tasa de desempleo de alrededor del 43%.
Con la victoria angolana de 1988 se logró liberar su vecino del sur, Namibia, y se le facilitó a los patriotas surafricanos sacar a Nelson Mandela de la cárcel y ganar las elecciones en Suráfrica, lo que con el transcurrir de los años se conformó una fuerza política significativa que unida a Mozambique, Zimbabwe, República Democrática del Congo y Tanzania, entre otros, dan vida a la Comunidad de Estados del África Austral (Sadc, por sus siglas en inglés), una organización regional de 15 estados que proporciona mayor estabilidad al cono sur africano.
El norte en crisis
En Libia, luego del asesinato de Muammar Al Gaddafi en octubre del año pasado, la crisis del país tomó un nuevo camino. Devastado por los bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan), que dejó miles de muertos, el Consejo Nacional de Transición (CNT) tomó el poder, pero al poco tiempo la fragilidad de ese organismo se puso en evidencia.
Los constantes enfrentamientos entre tribus y milicias mercenarias que siguen operando en el país, sumado a la división del territorio por parte de los jefes tribales de la región de Benghazi, demuestran que las promesas de democracia, estabilidad y democracia se encuentran lejanas.
La promulgación del estado autónomo de Cirenaica, en la zona de mayor producción de petróleo libio, es una muestra de una crisis que parece no resolverse en el corto plazo.
Por su parte, el golpe de Estado efectuado el pasado 22 de marzo en Mali por un grupo de militares, dejó al descubierto la fragmentación que atraviesa esa nación impactada negativamente por los desplazamientos de tuareg armados hacia territorio libio y las políticas de privatización efectuadas en la última década.
El derrocamiento del presidente maliense trajo aparejado el avance de los grupos tuareg quienes tomaron las ciudades de Kidal, Gao y Tombuctú, en tanto avanzó el accionar de la red terrorista Al Qaeda en el Magreb Africano (AQMA).
En Libia, la presencia de Al Qaeda fue uno de los factores desequilibrantes para el derrocamiento de Al Gaddafi, mientras que en Mali la Junta Militar todavía no puede detener a esa organización.
Leandro Albani AVN 04/04/2012 17:39
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